Con el estado de ánimo propio de las fiestas, Jin se fue de compras. El vivero podría prescindir de él durante media jornada. A decir verdad, tal como Tae lo administraba, podía seguir adelante sin él durante una semana. Si la necesidad llegaba a ser imperiosa, podía tomarse sus primeras vacaciones auténticas en... ¿cuánto tiempo había pasado desde la última vez? Parecía mentira, pero eran tres años.
Sin embargo, no tenía una necesidad imperiosa.
En ninguna parte se sentía tan feliz como en casa. Así pues, ¿para qué tomarse la molestia de hacer el equipaje, soportar la tensión del viaje, solo para acabar en otra parte?
Durante la etapa de crecimiento de los chicos, cada año los había llevado de viaje No More Dream, Dope, Run, Converse High y muchos otros lugares. Pequeños disfrutes del país, unas veces elegidos al azar y otras con una gran planificación.
También por entonces pasaron tres semanas de vacaciones en Propose. ¿No había sido un viaje fantástico?
Ciertamente fue duro: a veces lo ponía frenético y a veces histérico dominar a tres muchachos tan activos; pero, sí, había merecido la pena.
Recordaba lo mucho que le gustó a Seonho el crucero por aguas del Whalien 52 para observar a las ballenas, o que Joohyuk en Ma City, insistió en pedir caracoles, el día que Yoongi se perdió en One Night in a Strange City.
No cambiaría esos recuerdos por nada. Él mismo había visto buena parte del mundo.
En lugar de las vacaciones, se concentraría en otras cosas. Tal vez había llegado el momento de complementar el vivero con una floristería. Flores recién cortadas y arreglos florales. Reparto local. Por supuesto, eso significaría otro edificio, más suministros y más empleados. Pero era algo que podía pensarse para uno o dos años más tarde. Tendría que hacer números y ver si el negocio le permitía la inversión.
Había dedicado al vivero una gran cantidad de sus recursos personales, para mantenerlo a flote, pero asumió el riesgo desde el principio. Siempre había cifrado sus prioridades en que sus hijos tuvieran seguridad y no les faltara de nada y que la mansión Kim siguiera cuidada, protegida y en poder de la familia.
Todo eso lo había logrado, aunque hubo épocas en que tuvo que hacer juegos malabares y se pasó más de una noche en vela. Tal vez el dinero no había supuesto para él el tremendo problema que suele ser para los padres que se quedan sin cónyuge, pero de todos modos había sido un problema.
El Jardín no era un simple capricho, como algunos creían. Había necesitado nuevos ingresos y él había negociado, arriesgado y trabajado para conseguirlos.
A Jin no le importaba que la gente pensara que era rico o pobre. No era ninguna de las dos cosas, pero había organizado una buena vida para sí mismo y para sus hijos con los recursos que tenía a mano.
Y ahora, si quería pasarse un poco de la raya jugando a Papá Noel, podía permitírselo.
Abandonándose al impulso consumista, puso el centro comercial patas arriba, hasta el punto que tuvo que hacer dos viajes al coche cargado de bolsas.
Puesto que no tenía ningún motivo más para detenerse allí, se encaminó a Wal-Mart y trató de abrirse paso a través de la sección de juguetes.
Como de costumbre, en cuanto cruzó las puertas, se le ocurrieron otra docena de cosas que probablemente le serían útiles, de modo que tenía el carrito medio cargado, además de haberse detenido en los pasillos para saludar a cuatro conocidos, antes de llegar a la sección de juguetes.
Al cabo de cinco minutos ya se estaba preguntando si necesitaría un segundo carrito. Esforzándose por mantener en equilibrio un par de cajas enormes sobre el montículo de las demás compras, dobló una esquina y chocó violentamente con otro carrito.
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Rosa Negra²
ParanormalRico, independiente y con hijos ya mayores, Kim Seokjin ha renunciado a sus cuarenta y un años a volver a amar. Su negocio y la gran amistad que lo une a Taehyung y Jimin son ahora su vida. Hasta que el secreto que alberga su casa lo obliga a pedir...