﴾Capítulo 36﴿

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En el salón de la planta superior, Namjoon alzó los pies de Seokjin, se los puso en el regazo y empezó a masajearlos.

-Ha sido una larga jornada para ti.

-Y que lo digas.

-La has mareado con tus fintas y regates, campeón.

-Sí, pero ha sido Yoongi quien le ha metido un buen golazo.

-Me encanta que mi chico utilice analogías futbolísticas. -Le alzó más el pie para besarle el tobillo-. Me llevaré los diarios que me corresponden. Empezaré a leerlos esta noche.

-La jornada también ha sido larga para ti. Y la boda está aquí mismo. - Jin echó la cabeza atrás-. Además, si te marchas, dejarás de masajearme los pies.

-Confiaba en que esto fuese un soborno apropiado.

-No necesitas sobornarme. Confiaba en que te quedarías.

-Resulta que tengo en el coche el traje para la boda.

Jin permaneció con los ojos cerrados, y sus labios sonrieron.

-Me gusta que un hombre sea previsor.

-No estaba seguro de que esta noche hubiera sitio para un mí en la casa. Es la víspera de la boda, y los rituales de solteros ocupan espacio.

-Esta mañana iniciamos los rituales en el salón, y mañana los proseguiremos. Van a formar una familia encantadora, ¿verdad?

-Ya la forman. Me ha encantado ver cómo esos pequeños se enfrentaban a la vieja, y tus fintas realizadas con tanta elegancia, rematadas por el disparo a puerta de Yoongi.

-Todos hemos mostrado una rudeza maravillosa, ¿no es cierto? Por supuesto, ella no volverá a dirigirte la palabra. No te ayudará a escribir tu libro.

-Eso no me preocupa. Y es poco probable que le divierta lo que escribiré sobre ella.

-Me divertirá a mí. Ella lo sabe. Sabe quién es Hoseok y qué le ocurrió. Supongo que siempre lo ha sabido. Existe una posibilidad de que destruyera los diarios en los que se la mencionara, por insignificante que sea la mención, ya que todo lo relativo a la mansión Kim es sagrado para ella. Pero es algo que debemos tener en cuenta.

-Solo necesitamos unas pocas semillas. Puedo multiplicar las plantas a partir de ellas.

Jin abrió los ojos.

-Qué inteligente eres. Me encanta que un hombre utilice en la conversación términos de jardinería.

-Todavía no has visto nada, Seokjin. Me seducen tus pies.

-¿Mis pies?

-Me vuelven loco. Pero nunca sé... -Lentamente le quitó uno de los calcetines-... qué encontraré. Ah. -Deslizó un dedo por las uñas, pintadas de un rosa pálido, levemente brillante-. Sorpresa, sorpresa.

-Suelen ser uno de mis pequeños secretos.

Él le alzó el pie y recorrió el arco con los labios.

-Me encantan los secretos.

Era gratificante satisfacer a un hombre fuerte, contemplarlo, notar cómo se rendía a las sensaciones. Un leve estremecimiento, un tenue suspiro tenían una increíble carga erótica cuando uno sabía que ese hombre no cedía ante nadie.

De la atracción a la pasión, de la pasión al amor. Era un viaje que Jin nunca había planeado emprender de nuevo. Sin embargo, allí estaba él. Cuando lo tocaba, Nam sabía que él era el hombre, el único hombre con el que quería vivir.

Rosa Negra²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora