Capítulo 2. Un primer paso

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Me había costado mucho elegir qué ponerme. ¿Qué representa que se pone la gente para una fiesta en casa de alguien al que apenas conoces? Al final me decanté por unos jeans de cintura alta y una camiseta de tirantes negra.

Tessa y Gabin se retrasaron y llegamos a la fiesta pasadas las doce, cuando ya estaba en su máximo apogeo. Nunca había estado en casa de Leo. En realidad, nunca había estado en ninguna casa que no fuera la de Gabin o Tessa, pero aquello era más bien una mansión; era como tres veces más grande que la de Gabin y, aun así, parecía pequeña con la cantidad de gente que había en su interior.

Desde el momento en el que pasé el umbral de la puerta me sentí fuera de lugar e intimidada por todas las miradas que, después de pasar por Gabin, se posaban sobre mí, sorprendidas. Me hubiera gustado decirles que yo era la primera sorprendida y que estaba a nada de volver a casa andando. Pero no lo hice, me limité a intentar escuchar a Tessa por debajo de la música a todo volumen.

—Voy a por algo de beber. ¿Queréis algo?

—Una cerveza —respondió Gabin.

—¿Norita?

—Nada, gracias.

—¿Nada? —preguntó, arqueando las cejas—. Creo que también hay zumos.

—Un zumo está bien. 

Tessa rodó los ojos y desapareció entre la multitud. Por el mismo camino que había abierto, apareció un chico que reconocí enseguida como el anfitrión de la fiesta: Leo. Aunque hacía tiempo que no lo veía, no había cambiado demasiado. Quizás había crecido un poco y se había cortado el pelo que ya no dejaba ver su melena rubia de la que presumía en el instituto.

—¡Qué alegría veros! —gritó, chocando las manos con Gabin. Se giró hacia mí y con una sonrisa en su rostro añadió— Tú eras Nora, ¿Verdad?

Lo primero que se me pasó por la cabeza fue contestarle que después de tantos años juntos en clase ya se podría acordar al menos de mi nombre. Pero me comí mis palabras y asentí.

—Qué guay que hayas venido —Sin que pudiera verlo venir. Me cogió del brazo y me arrastró con él—. Ven, te presentaré a unos amigos.

Me giré, en busca de Gabin, pero lo vi desaparecer de la mano de una chica a la que no había visto nunca. Pensaba que Gabin era todo un «relaciones públicas», no obstante, me equivocaba. Al lado de Leo no podía competir.

Me llevó hacia un grupo que estaba sentado en unos sillones, justo al lado de la barra de bebidas, donde no vi rastro de Tessa, y me presentó de golpe. Cortando su conversación como lo hace el agua caliente sobre el hielo.

Por suerte me ignoraron lo suficiente para no entrar en pánico. Busqué a Gabin con la mirada para suplicarle su ayuda, pero no estaba por ningún lado. Con los nervios asomándose por la boca de mi estómago me giré hacia Leo de nuevo, pero, para mi sorpresa, él también había hecho bomba de humo. 

Cuando Decidas Saltar ⚠️ ¡27/11/23 en físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora