Capítulo 1. Miedos

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¿Cuándo sabes que es el momento exacto de saltar?

¿En qué instante todos los pensamientos, arrastrados por el miedo, se desconectan y tu cuerpo decide coger el impulso definitivo para adentrarse al vacío?

Dejé el libro que tenía entre las manos en el suelo rocoso y observé como Gabin subía por las piedras del pequeño acantilado hasta quedarse paralizado delante del abismo.

Por un momento me pareció ver un atisbo de miedo en sus ojos avellana, pero enseguida lo descarté: Gabin era de todo menos miedoso. En primaria nos sentaron juntos, me tiró del pelo, yo le di una patada en la espinilla y desde entonces hemos sido inseparables. Como el hermano mayor que nunca había tenido.

—¡Tírate ya! —gritó Tessa desde el agua con su pelo azul pastel recogido en un moño.

A Tessa la conocimos un poco después, en el instituto. Venía de otra ciudad y no tenía pelos en la lengua. Nos soltó un «Qué narices miráis» cuando se tiñó el pelo de violeta el segundo día de clase y nos conquistó con su personalidad. Ni siquiera nos dimos cuenta de que de repente estaba entre nosotros como si siempre hubiera estado allí.

Y así nos volvimos inseparables.

Hasta ahora. 

Gabin se quitó un mechón de pelo castaño de los ojos, cogió impulso y... Saltó. Cerré los ojos por la impresión y los volví a abrir al escuchar el sonido del impacto de su cuerpo contra el agua, seguido del sonido de las carcajadas de ambos. Recogí mi pelo castaño en una coleta alta y me adentré en el agua, casi congelada, de aquella cala.

—¡Por fin se atreve a entrar! —gritó Gabin nadando hacia mí—. ¿Seguro que no quieres saltar?

Negué con la cabeza mientras intentaba sumergir mi barriga en aquella agua helada. ¿Cómo podía estar tan fría si estábamos a finales de agosto?

—¡Venga Norita! —exclamó Tessa a mi lado. Sus ojos se veían de un verde aún más claro al lado de aquella agua turquesa— Yo salto contigo si quieres.

—Ni hablar —repliqué con la voz temblorosa cuando por fin me zambullí completamente.

—¿Sois conscientes de que esta puede ser nuestra última escapada juntos? —comentó Gabin con un suspiro.

—Eres un exagerado —exclamó Tessa con desdén salpicándole la cara con el agua.

Gabin se limpió los ojos para acto seguido enviarle una mirada más helada que aquella agua.

—Tengo ganas de vivir la experiencia universitaria de la que todos hablan, ¿Sabéis?         

—Con «Experiencia» te refieres a un mercado sexual más amplio que este pueblo, ¿verdad? —soltó Tessa con una risa que quedó ahogada en el momento en el que Gabin posó sus manos encima de su cabeza e intentó hundirla sin éxito.

Cuando Decidas Saltar ⚠️ ¡27/11/23 en físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora