Capítulo 19 (parte I). Copas vacías

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—No creo que pueda —Le repetí a Leo mientras esperábamos en los sofás del local a que llegaran todos.

—Solo tienes que fingir que te mareas un poco —contestó, como si fuera lo más sencillo del mundo.

—No lo veo.

Leo rodó los ojos y se inclinó hacia adelante, hasta apoyar sus antebrazos en sus muslos. Aunque intentaba parecer seguro, en su rostro podía ver que él también estaba nervioso.

—Solo tienes que pedirle dar una vuelta mientras yo cojo sus llaves. Lo entretienes un rato y vendré a por ti cuando acabe. Te lo prometo.

—Él sabe que no bebo —repliqué poniendo una mueca.

—Hoy diremos que te has pedido la versión alcohólica.

Arrugué la nariz como señal de desaprobación. Los planes de Leo hacían aguas y al final siempre se acababan torciendo.

Quizás por eso no lo veía nada claro.

—Además, después de lo de esta mañana, ni siquiera sé si podré mirarle a la cara.

Leo se pasó la mano por la cabeza, nervioso. Casi perdiendo la paciencia.

—No puede saber que lo hemos seguido, canija. Además, seguro que ha entrado buscando a alguien —Sus ojos se posaron por encima de mis hombros al decir eso y su rostro se tensó de golpe.

Me giré y me topé con los ojos de Dallen. Sin poderlo evitar, fruncí el ceño y desvié la mirada hacia la barra, donde estaba Simon hablando con el otro camarero que aún no conocía.

—Ahora vuelvo.

Leo se levantó del sofá y en su lugar se sentó Dallen, provocándome un escalofrío que recorrió todo mi brazo al rozarse por casualidad con el suyo.

—¿Qué te ocurre?

Quería ignorarlo. Pero su brazo seguía rozando el mío y me desconcentraba más, de lo que podía admitir.

—¿A mí? —aproveché para girarme un poco hacia él y deshacerme de ese contacto que ahora me quemaba en la piel.

Dallen levantó las cejas, divertido, y miró a nuestro alrededor.

—¿A quién crees que se lo pregunto?

Volví a perderme en su mirada, y por un instante me olvidé de por qué estaba molesta con él. Desde esa distancia, el olor a su champú volvía a impregnarme, tentándome para acercarme aún más a él.

Por suerte no hice nada de lo que arrepentirme después, porque llegaron los dos compañeros de piso acompañados de Leo.

Me levanté de un salto, sin ser consciente de mi cuerpo, y levanté mi mano en forma de saludo.

Cuando Decidas Saltar ⚠️ ¡27/11/23 en físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora