Nora no sabe decir que no.
Quizás es por eso que, sin darse cuenta, se verá inmersa en un viaje con el chico arrogante de ojos verdes al que apenas conoce, pero que pondrá todo su mundo patas arriba.
༺♥༻❀༺♥༻
Dallen no tiene nada que perder.
Quizás e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
༺♥༻❀༺♥༻
Miré el móvil por enésima vez, pero no había rastro de su respuesta. Pero es que la suerte había decidido soplarme a favor esa noche y no podía desaprovechar esa ocasión.
Gracias a ese sobre gris de cuestionable origen, pude localizar la única forma de llegar hasta la mujer que asesinó a mi madre: Su hijo.
Se llamaba Thomas y tocaba en un grupo que estaba empezando, pero que por casualidad de la vida, conocía Cordelia. Bueno, conocía el grupo de oídas, no a los componentes como me había hecho creer. Si hubiera sabido desde un principio que no me habría ayudado a acercarme a ese chico, no hubiese ido con ella a aquel concierto la semana pasada.
Pero si algo bueno podía sacar de esa noche, fue que me sirvió para encontrarle y, de ese modo, empezar a poner en marcha mi plan.
O al menos el inicio.
El objetivo era ganarme su confianza fuera como fuera. Pero no podía presentarme y ya está, solo tienes una primera impresión y la mía tenía que ser perfecta. Si empezaba con mal pie, tendría que buscarme una alternativa y no tenía tiempo para eso.
Así que había ido allí un par de veces para que me viera y que pudiera reconocerme en el momento en el que decidiera hablar con él.
Era simple, me sentaba, tomaba algo, los veía tocar y me iba. A veces me quedaba en el parque de delante del local e improvisaba pequeños acercamientos, como chocarme ligeramente con él, o hacer que me esquivara al fingir que me caía algo justo delante de su trayectoria. Solo quería que su cerebro me registrara como alguien habitual en su vida.
Y así quería hacerlo esa noche. Estaba seguro de que tocaban en ese local o al menos eso me había dicho ese imbécil del camarero, que estaba claro que no se enteraba de nada porque allí no se había presentado nadie.
Estaba dispuesto a irme a ver el disfraz de Nora cuando lo vi entrar en el local, con la cara roja, mientras el otro integrante del grupo iba furioso hacia el dueño, gritándole que no podían cancelar el concierto con tan poco tiempo de antelación y vi mi oportunidad. Mi única oportunidad. Esa que se te presenta en bandeja de plata una vez en la vida.
Volví a mirar el móvil por si Nora me había contestado. Pero en su lugar el doble tick me gritaba que esa noche era mejor no acercarme a ella. Lo guardé en el bolsillo y me levanté de la silla para acercarme hasta donde estaba el Thomas.
—¡Pero es que no hay derecho!
El chico atlético golpeó la barra del bar y la chica que estaba al lado de Thomas se avanzó para calmarle.
Perfecto. Ahora tenía vía libre.
—Perdona —le llamé dándole un golpecito en el hombro para que se girara hacia mí, mientras los otros dos seguían discutiendo con el dueño—. ¿No vais a tocar?