Capítulo 37. Confesiones nocturnas •DALLEN•

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—¡Joder! —grité en un intento en vano de dejar ir mi frustración.

Mentiría si dijese que no me había planteado parar aquella locura, porque lo había pensado cada vez que rozaba la piel de Nora y dejaba que su calor me envolviera de nuevo.

Sabía que su presencia me complicaría las cosas, pero nunca hubiera imaginado que sería la única persona capaz de estropear todos mis planes.

Había estado a punto de contárselo todo y dejar que la confesión me ayudase a quitarme aquel peso de encima. Pero en el momento de la verdad me acordaba de mi abuelo, de sus ojos suplicándome justicia, y me acobardaba.

Solté una risa ahogada y me pasé las manos por la cara.

Me había engañado a mí mismo repitiéndome que en realidad no estaba escogiendo, que podía tenerlo todo y no perder nada. Pero no había sido más que otra mentira que intentaba enmascarar.

Y al final Leo tenía razón. Ya había escogido.

Palpé, nervioso, el bulto metálico del bolsillo de mi chaqueta y sentí un escalofrío recorrerme todo el cuerpo.

Tenía que pensar en algo rápido.

No podía contárselo a Nora y no podía dejar que Leo se lo contara. No podía dejar que lo estropearan todo.

Saqué el móvil del bolsillo de mi pantalón para mirar la hora y solté un bufido de exasperación.

Aunque el plan no estuviera listo, tendría que intentarlo esta noche. Si fallaba, ya encontraría otra manera de volver a intentarlo.

¡Maldito Leo!

Me había encontrado en el momento menos oportuno. ¿Qué narices hacia fuera a esas horas? Si solo hubiera aparecido unos minutos después, ahora mismo no estaría en esa encrucijada.

Cerré los ojos y los volví a abrir al cabo de unos segundos, adaptando de nuevo mis pupilas a la luz de la farola. La gente empezaba a abandonar la fiesta y Nora podría notar su ausencia de un momento a otro. Tenía que pensar en algo rápido.

¿Podía acelerarlo a esa noche? Aún no estaba preparado e improvisar, nunca se me había dado bien, pero... No tenía otra. Leo no me había dejado ninguna otra opción.

Abrí la aplicación de mensajería y busqué el nombre de Thomas entre la lista de contactos. Pensé en llamarle, pero seguía nervioso y no quería que mi tono de voz lo alarmase, así que me decanté por algo más fácil y frío: Un mensaje.


DALLEN

Thomas, siento pedirte esto pero... Necesito salir de este lugar, 

Cuando Decidas Saltar ⚠️ ¡27/11/23 en físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora