I

1.3K 98 14
                                    

Si quieres escuchar la playlist con canciones que escucho al escribir y que me recuerdan a la historia, puedes encontrarla en Spotify como De palabras y versos - playlist, tiene la misma portada que la historia aquí en wattpad, puede mejorar tu experiencia de lectura.

Portada hecha por ncthearts 💗

Dicen que los poetas y escritores son artistas, que plasman la belleza de lo existente en letras que construyen palabras ordenadas en versos. Versos que al ser pronunciados de la forma correcta, cantan una armoniosa melodía capaz de conmover cualquier corazón.

Para Park Jisung, no hay mentira más dulce y cruel que aquella. Las verdades y el café pueden ser endulzados, pero no dejan de quemar.

Cuando tenía sólo doce años, su madre enfermó de cáncer de mama. El cáncer sólo quería vivir, al igual que la madre de Jisung, y como es bastante común entre aquellas guerras, la vida le dio una despedida sin honores ni trompetas a Park Sooyoung después de siete meses de lucha.

Su padre también lo había abandonado, sin la necesidad de morir para hacerlo.

Cuando el amor de su vida le fue arrebatado, Park Jaehyung no encontró razones para seguir en aquella casa, y se mudó a la provincia más lejana de Seúl para encerrarse en toneladas de trabajo, dejando a su hijo único a cuidado de su abuela paterna, Bae Joohyun, quien pasó sus años dorados criando a su nieto.

— Diez años, una década completa. —lloriqueó abrazando el ataúd— Mi única abuela, que intentó ser mi madre.

El viento soplaba fuerte y frío, recordándole lo solo que estaba.

— Cuando papá se fue y tú te quedaste, supe que no estaría solo. —secó sus lágrimas— Pero ahora que también te fuiste, dime, ¿qué voy a hacer?

Las personas lo miraban con pena, colocaban una mano sobre sus pesados corazones, como si pudieran sentir el pesar del joven.

— Papá está aquí también, pero no está presente, sabes de lo que hablo. —acarició la fría madera con la punta de los dedos— Seguramente está triste, eras su madre también.

Miró hacia su izquierda, encontrando la figura de su padre apoyado sobre un árbol al que el otoño le había arrebatado sus hojas, tal como a Jisung le había arrebatado a su madre, y ahora, a su abuela.

— No sé qué sigue, no sé qué hacer. —cerró los puños sobre la fría caja— Ya no tengo una luz que me alumbre el camino, mamá.

Miró al cielo, completamente nublado, al igual que su mente y corazón.

— Me quedé sin nadie, creo que tampoco me tengo a mí mismo.

Y gritó tan fuerte como pudo, sintiendo que el aire le desgarraba la garganta, y los sentimientos, el corazón.

— Vamos, Jisung. —le llamó— Llevas dos horas hablándole a un cuerpo.

Lo miró, y en su mirada no había nada, estaba tan vacía como su vida misma. Traje pulcro y existencia miserable. Ese era su padre.

— ¿Ya te vas? —Lo miró suplicante. Quédate sólo un momento, realmente necesito un abrazo.

— Tengo mucho trabajo en casa, Jisung. —Casa. ¿Dónde es eso para ti?

— Ya tienes tu vuelo de regreso, ¿verdad? —Lo miró con la vista aguada. Sólo por esta ocasión, dime que te quedas.

— El vuelo sale en una hora. —fingió una sonrisa— Nos vemos otro día, hijo.

O quizás otra vida.

— Por favor no me dejes aquí. —Cayó de rodillas al suelo, llorando.

Cuando el frío de la nieve que adornaba el suelo fue demasiado, se levantó de la posición fetal en la que se encontraba, incorporándose a sí mismo. No queda nadie, todos se han ido.

Ni siquiera se molestó en retirar los copos que arruinaban su traje y peinado antes de entrar a su auto, que su padre le había enviado dos años atrás como regalo por cumplir la mayoría de edad.

Aunque lo único que Jisung hubiera deseado, era su regreso.

Cuando las llantas pisaron la nieve de la ciudad, giró el volante tantas veces que sin notarlo, estaba enfrente del edificio de departamentos donde vivía su mejor amigo.

— Supongo que debería visitarlo.

Y bajó del auto, subiendo cada escalón con fuerza, porque odiaba usar el elevador. Tocó la puerta tres veces.

— Jisung. —se lanzó a abrazarlo— Lo lamento mucho.

— No te preocupes, está todo bien. —Correspondió al abrazo, mojando el abrigo ajeno con su llanto.

Pero nada estaba bien, ni para Jisung, ni para Jaemin.

— ¿Quieres chocolate caliente? Jeno no lo terminó. —Señaló la olla mientras acomodaba su gorro con una mano.

El gorro no era por el frío, eso Jisung y Jaemin lo sabían bien, pero preferían no hablar de ello.

— Sí, gracias. —recibió la caja de pañuelos que le fue tendida— ¿A dónde fue Jeno?

— Al supermercado, por las compras del mes. —se sentó en el sofá entregando la taza a Jisung— Sabes que no puedo ir con él por más que quiera.

Claro que lo sabía, con un tumor en el cerebro, no hay mucho que puedas hacer.

— ¿Estarás solo entonces? —Cuestionó antes de beber de la humeante taza.

— Puedo cuidarme solo, Jisung. —Aclaró.

— No entiendo por qué no te mudas conmigo, incluso Jeno puede venir también. —Las lágrimas comenzaron a salir sin permiso.

— Ya hemos hablado esto, Jisung. —limpió las mejillas del menor con ambos pulgares— No quiero meterme en la vida de nadie.

Y aún más importante, no quieres meter a nadie en tu vida.

— Sí, tienes razón. —Dejó la taza sobre la mesa de centro.

Observó a su amigo con atención, estaba incluso más delgado que la última vez que lo vio. El cáncer es un verdadero hijo de puta.

El teléfono sonó, Jaemin acudió a contestarlo.

— ¿Jeno? —Jisung lo vio fruncir el ceño— Claro, puedes quedarte con ella. —volteó a ver a Jisung— De hecho, Jisung está aquí. —Entregó el teléfono en manos del más alto.

— Claro que sí, Jeno. —asintió como si el otro pudiera verlo— Sin falta, no te preocupes.

— Te pidió que te quedes hasta que vuelva. —Aseguró mientras revisaba los parches en su brazo.

— Voy a llevarte a tu quimio mañana. —informó— Iremos en mi auto.

— De acuerdo.

Y ambos se fueron a dormir, creyendo que lo lograrían. Pero el insomnio los abrazó durante varias horas.

De palabras y versos | nct dream Donde viven las historias. Descúbrelo ahora