XXVIII

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hola a todos! hoy les comparto la playlist de esta historia, pueden escucharla mientras leen, son canciones que me recuerdan al fic y que escucho al escribir.

si no pueden copiar y pegar el link que es lo más seguro, pueden buscarla en spotify como De palabras y versos - playlist, tiene la misma imagen de portada que la historia aquí en wattpad.
https://open.spotify.com/playlist/1c6ul0WlVn0ftwhQHXGYVI?si=niEhwKBMT5W-ihspu90XAw&utm_source=copy-link

sin más, espero les guste. 💗

La relación que Haechan había decidido comenzar con él le estaba jodiendo la mente de una forma en que ninguna droga lo había logrado, y a pesar de que era lo más hermoso que había vivido, empezaba a sacarlo de quicio. Para alguien acostumbrado a lidiar con tormentas, la felicidad puede resultar ser destructiva, y el reciente viaje que habían hecho, lejos de ayudarle a despejar su mente, sólo había terminado por empeorar todo.

El moreno siempre llegaba hasta él con una enorme sonrisa en su rostro y sosteniendo entre sus manos una bolsa con comida para compartir con él. Le gustaba hablar hasta tarde de cosas sin importancia real, pero que para ambos era vital hablar en ese preciso momento.

Siempre con esa sonrisa, dispuesto a cuidar de él las veinticuatro horas del día, manteniendo la promesa de hacerlo sentir en casa, pero Mark no estaba acostumbrado a la sensación de estar a salvo, de amar a alguien.

Se habían enamorado, y no había marcha atrás.

El problema no radicaba realmente en que hubieran caído el uno por el otro, no. El verdadero problema era que uno de ellos estaba en un continuo riesgo de caer en un ciclo vicioso que puede matar con una facilidad inigualable. Mark lo sabía bien, consumir aunque sea un poco equivale a echarse la soga al cuello.

Pero él no tenía la culpa, su madre lo había condenado a vivir de ese modo desde el día en que nació, desde el día en que por culpa de su adicción y un estúpido descuido, había terminado embarazada de él.

Había nacido como un desgraciado.

Durante su infancia, sin importar hacia dónde intentara correr o cuánto luchara por pedir ayuda, no existía una salida para él, un pequeño niño inocente que tuvo la fortuna de nacer en un hogar lleno de alcohol, drogas, pronografía, golpes y abusos de todo tipo.

Hasta que un día, la puerta se abrió ante sus ojos.

Movió sus pequeñas piernas con rapidez y empujó a su joven cerebro a trabajar con agilidad, se escabulló entre decenas de paredes y chocó contra numerosos desconocidos mientras escapaba de su familia. Cuando el auto de sus padres estuvo fuera de su campo de visión por fin pudo sonreír de felicidad.

Vagó durante días, sin probar un sólo bocado y sin beber un trago de agua, durmió sobre bolsas de basura y la misma pesadilla arruinaba todas sus noches. Cada intento por descansar un poco terminaba interrumpido a media noche, cuando despertaba con las lágrimas bajando y la respiración agitada después de soñar que sus padres lo encontraban y lo molían a golpes mientras lo observaban con sus pupilas dilatadas de haberse drogado tanto.

Por suerte, jamás los volvió a ver.

Una tarde, mientras caminaba por un parque y jugaba con un perrito que encontró en los juegos infantiles, un grupo de hombres se acercaron a él. En un principio sintió la necesidad de correr de ellos, pero después de que el más joven de todos le comprara una hamburguesa y acariciara sus cabellos, platicó con ellos hasta que el sol comenzó a ponerse. Para cuando la luna iluminó el cielo, Mark se encontraba sosteniendo la mano del hombre que se presentó como Jeffrey mientras todos viajaban en una camioneta hacia un lugar que el pequeño desconocía.

Con el pasar de los años, ese lugar se convirtió en su hogar, los hombres que trabajaban ahí, en su familia. Y el hombre que lo rescató de las calles, que jugó con él incontables veces y que lo crió con más amor y paciencia que la mujer que lo dio a luz, se convirtió en su padre.

Pero nada ni nadie puede cambiar un destino que ya está escrito.

Por eso, no le importó escapar de su trigésima sesión de terapia grupal para reunirse con viejos amigos y pasar un buen rato, olvidarse de todo. Las bebidas iban y venían, las carcajadas no cesaban y la cálida sensación de estar ahí lo estaba asfixiando, necesitaba salir inmediatamente.

Se puso de pie dispuesto a abandonar el lugar.

Entonces Byul llegó a la fiesta con una bolsa negra entre sus dedos, Mark sintió el sudor frío recorrer desde su nuca hasta el final de su columna vertebral. Las brillantes pastillas y las delicadas jeringas destellaban en un fulgor de tentación al que no pudo resistirse.

Coloca la cuchara sobre la flama y pon el polvo encima, luego añade algo de agua cuidadosamente, agita con lentitud y cuando todo esté bien disuelto, toma la jeringa y mete toda la mierda adentro, después aprieta la liga con fuerza sobre el antebrazo hasta que la vena resalte lo suficiente, sólo entonces puedes ensartar la aguja hasta el fondo y disfrutar de las estrellas que ofrece el éxtasis.

Mark conocía a la perfección cada paso y ejecutó cada uno de ellos con una exactitud propia de un adicto experto en estar en lo más alto, ejecutó cada paso una y otra vez, cada vez con un polvo nuevo, de vez en cuando con una sustancia que jamás había consumido antes.

Pero nada de eso tiene importancia cuando te sientes tan bien, cuando estás en lo alto en medio de una vida tan miserable.

Las cosas a su alrededor comenzaron a moverse de formas extrañas, las luces brillaban más de lo normal y las voces de sus amigos sonaban lejanas al tiempo que no podía pensar absolutamente nada con claridad.

La euforia, la excitación, el clímax y las risas sin sentido tuvieron lugar durante veinte minutos.

La felicidad duró veinte minutos.

Cuando mezclas drogas variadas nunca esperes conocer el resultado antes de habértelo fumado o, en su defecto, inyectado. Mark supo que estaba acabado desde el momento que puso un pie dentro de la pequeña casa, y aún así se sentó cómodamente en el conocido sillón que tenía varios meses sin ver.

El mismo sillón sobre el que se estaba retorciendo de dolor con las pupilas dilatadas al máximo, mientras sus amigos en medio de su viaje buscaban mantener su respiración estable y su pulso vivo en lo que la ambulancia llegaba al lugar.

Las torpes manos se colocaron sobre su pecho y ejercieron una inútil presión buscando reanimar el corazón entorpecido por la taquicardia. Sintió un par de labios sobre los suyos y no pudo evitar dejar escapar un par de lágrimas al recordar a Donghyuck encima suyo, besándolo con suavidad mientras envolvía su cuello con sus delgados brazos.

Ya todo se había ido a la mierda.

Sus párpados comenzaron a sentirse pesados y su respiración era cada vez más errática, tenía el rostro por completo pálido, la sangre salía por sus fosas nasales y antes de que pudiera pensar algo más todo parecía alejarse lentamente, todo se volvió negro.

Ya no pensaba.
Ya no dolía.
Ya no sentía.
Ya no existía.

Había nacido como un desgraciado, y había muerto como un marginado. 

De palabras y versos | nct dream Donde viven las historias. Descúbrelo ahora