XXIX

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Una sola fue la vez que se imaginó a sí mismo asistiendo al funeral de su chico de ojos grandes y mirada cansada.

Le habían contado que la muerte puede llegar a ser surreal, pero jamás pensó que tanto. 

En el momento en que llegó al enorme jardín, las cosas tomaron un toque de realidad aterrador que casi lo hace caer desmayado sobre el verde pasto, y deseó que todo fuera una horrible pesadilla o una alucinación causada por la falta de sueño y la mala alimentación que había llevado las últimas semanas.  Pero para su mala suerte, se trataba de la vida real. 

Estaba en el funeral de Mark Lee. 

Giró sus ojos a la derecha y a la izquierda, buscando con la mirada algún rostro similar para poder sentirse un poco menos solitario. 

A unos cuantos metros de él pudo observar la figura de aquel hombre que conoció por primera vez en una fiesta, se encontraba de pie junto a dos de sus hombres, y parecía estar observando a la distancia a un desconocido de cabellos rosas. 

— Jeffrey. —Lo llamó.

El hombre vestía un pulcro traje que, por primera vez, parecía estorbarle para poder estallar en llanto. 

— Esperaba verte aquí, Haechan. —Forzó una sonrisa. 

— También esperaba verte, aunque hubiera preferido otras circunstancias… —Admitió en un susurro. 

— ¿Cómo estás con todo esto? —Cuestionó el mayor, sin quitar la vista de la cabellera rosa. 

— ¿Bien? ¿Mal? —negó— Lo mejor que se puede, supongo. 

El mayor sonrió. 

— De todos nosotros, eres quien peor debe estarla pasando, y aún así tienes el descaro de sonreír. —se carcajeó— Puedo ver lo que él vio en ti, es demasiado claro. 

Haechan frunció el ceño, no comprendía nada. 

— Vio en ti exactamente lo mismo que yo vi en él. —confesó— Pero debo decir que, las historias no terminaron precisamente igual, aunque ninguna terminó bien realmente. 

En ese instante, Haechan lo comprendió. 

— ¿De dónde lo conoces? 

— Solíamos ser socios hace muchos años, y eventualmente nos enamoramos… cuando encontré a Mark, todavía estábamos juntos. —relató colocando la mirada en el cielo— En una de esas situaciones en las que espero jamás te veas involucrado, disparé por accidente a su hermano menor, y él lo tomó como traición de mi parte. 

— ¿No lo hablaron? —preguntó con molestia— Debiste explicarle. 

— Cuando quise hacerlo, sus ojos ya no me veían de la misma forma. —confesó con tristeza— Si un día me vieron con amor y añoranza, en ese momento sólo me dedicaban odio y estaban ensombrecidos por el deseo de venganza. 

— Entonces ustedes… 

— Él me dejó. —soltó por fin— Y después de eso, creó su propia mafia que hasta el día de hoy es el enemigo principal de mi negocio. 

— ¿Qué hace él aquí? —Cuestionó apretando la mandíbula. 

— Como te dije, cuando encontré a Mark, todavía éramos pareja. —sonrió— Taeyong fue muy importante para Mark varios años, no tienes idea de la cantidad de horas que pasó jugando con él, ni de todas las veces que se quemó en la cocina mientras horneaba galletas con forma de animales para el postre… 

Una sola lágrima bajó por la mejilla izquierda de Jaehyun. 

— Lo conociste mejor que nadie, Haechan, de eso estoy muy seguro. —habló con voz ahogada— Aún si no estuviste con él toda la vida, siempre estuviste con él, no sé si entiendas a lo que me refiero. 

De palabras y versos | nct dream Donde viven las historias. Descúbrelo ahora