El doctor, Mi vida sin mí, Un amor extraordinario, Bajo la misma estrella, Quédate a mi lado, Cartas a Dios, La decisión de Anne.
Jaemin había visto todas esas películas antes, y todos esos títulos tienen algo en común: cáncer.
Cada una de las historias inspiró a miles de personas, mostrando la fortaleza dentro de aquellos que mueren en vida. En cada película, los directores y guionistas trabajaron duro en representar el dolor de quienes ven a sus seres queridos ser consumidos por el cáncer, así como la forma en que los pacientes ven sus vidas irse a través de dolorosas vías intravenosas.
En el pasado, Jaemin había llorado incontables veces sobre el pecho de su novio, alegando lo injusto que era que historias así existieran en la vida real. Lloraba sin poder siquiera imaginar el dolor y sufrimiento de pasar por una situación como esa.
En el presente, el llanto de Jaemin era causado debido a la desesperación, al cansancio, a la nula esperanza que tenía de recuperarse. Porque cada noche podía sentir a la muerte parada en el umbral de su puerta, la sentía abrazarlo durante toda la noche, respirando contra su cuello, prometiendo llevarlo con ella muy pronto.
Para esas alturas, a Jaemin no le causaba tristeza en lo absoluto.
Porque en las películas todo termina bien de alguna manera, incluso si el paciente no sobrevivía, todo terminaba bien. En las películas, los enfermos recibían sus tratamientos con una sonrisa y ojos llorosos, sonriendo como si no estuvieran muriendo. En todos esos filmes, el dolor y el sufrimiento logran hacer llorar a los espectadores, tocando incluso el corazón más insensible de todos.
Pero ni todas las películas del mundo pudieron preparar a Jaemin para lo que vivir con cáncer significaba.
Las películas no le explicaron que después de su primera quimioterapia, él desearía dormir para siempre, mientras vomitaba los alimentos que ni siquiera había terminado de digerir.
Tampoco lo prepararon para soportar el dolor de ver su cabello caer a puños, su hermoso cabello rosa que tuvo que levantar entre lágrimas por todo el suelo de su hogar, hasta que no quedó ninguno.
Y mucho menos lo prepararon para lo peor. Porque lejos del sufrimiento que él pasaba, su familia, sus amigos y su novio sufrían la tragedia de perder a un ser amado, en una camilla de hospital. Lo sabía, porque muchas veces había atrapado a Jeno llorando a su lado, y cuando las convulsiones aparecieron, ver a su novio en ese estado sólo se había vuelto más frecuente.
Su corazón se desgarraba un poco más cada vez que veía al amor de su vida observándolo como si no hubiera nada mejor en el mundo entero, como si no pudiera ver nada más. Se desgarraba porque en él ya no quedaba ni la sombra del chico del que Jeno se había enamorado un tiempo atrás, y aún así, Jeno lo miraba como si fuera el ser más hermoso del universo.
— ¿El agua está bien, amor? –Lo escuchó cuestionar desde la puerta.
— Está increíble, gracias. —Asintió.
El agua tibia envolvía su cuerpo entero, y sus fosas nasales eran invadidas con el delicioso aroma del jabón de lavanda que Jeno había comprado especialmente para él. Se dejó abrazar por la sensación relajante que le propinaba la temperatura, y cuando sintió que era suficiente llamó a Jeno para que lo sacara de ahí.
— Te amo. —Aseguró, abrazándose al más alto, aún desnudo.
— Te amo demasiado, Jaemin. —Sonrió correspondiendo al abrazo. No sabes cómo había extrañado tus abrazos.
Jaemin se separó del abrazo, y miró fijamente al otro, directo a los ojos. Tomó entre sus manos el rostro de Jeno y acortó la distancia que había en medio de los dos, con un beso que demostraba lo mucho que lo amaba, lo mucho que adolecía, y lo mucho que iba a extrañarlo.
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De palabras y versos | nct dream
FanfictionPara todos aquellos que saborean la tristeza por primera vez. Para quienes se sienten solos rodeados de una multitud. Para los que sufren su primer pérdida. Para aquellos que dicen haberlo perdido todo. Para quienes por primera ocasión vomitan e...