VII

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Desde que era pequeño, hasta su adolescencia, jamás consideró tener un solo talento, una sola razón para tener los pies sobre el suelo.

Hasta que fue a una función de ballet: El lago de los cisnes. 

Las bailarinas se movían con tal delicadeza, que podría jurar serían capaces de enamorar al mismísimo Dios de la seducción. 

Ahí fue cuando lo supo, su razón de estar con vida radicaba en estar sobre ese escenario, brillando tal y como lo hacían esas bailarinas. 

A los dieciocho años, ingresó a la escuela de danza.

Había pasado un momento difícil dando a conocer su verdadero sueño a sus padres, quienes le dijeron que él ya era suficientemente exitoso por tener un sueño, sin importar cuál fuera. 

Dentro de la academia, conoció a un chico de cabellos rosas que le enseñó lo mucho que alguien puede amar lo mismo que tú. 

Y la vida le enseñó a Huang Renjun lo cruel que la vida puede llegar a ser con quienes menos lo merecen. 

También le enseñó que el cáncer es el peor hijo de puta de todos. 

— Jaemin. —lo abrazó— Al fin nos vemos. 

— Ya sé, te he extrañado horrible. —suspiró— Te ves increíble, Renjun. 

Renjun hubiera deseado poder decir lo mismo. Pero lo cierto es que el chico que tenía enfrente denotaba cansancio, y no era para menos. 

— Jeno no te deja salir, eh. —Se burló intentando aligerar el ambiente. 

— Mi Nono, me cuida mucho. —Sonrió colocando ambas manos sobre su pecho. 

— Tal vez demasiado. —admitió tomando asiento en una silla— Hace mucho quería venir a tomar un café contigo. 

— Haré el esfuerzo de mantener esta comida dentro mío. —Sonrió tomando la carta. 

Pero a Renjun no le pareció gracioso, él estaba horriblemente preocupado. 

— ¿Cómo has estado, Jaemin? —Cuestionó mientras jugueteaba con el azucarero sobre la mesa. 

— Bueno, creo que un café y un pastelito están perfectos. —evadió la pregunta— ¿Qué vas a pedir tú, Renjun? 

— Capuchino y una tarta de piña. —respondió— ¿Cómo te sientes? 

Jaemin lo miró, desde donde algún tiempo atrás, estaban sus largas y gruesas pestañas. 

— Lo mejor que se puede estar con esto encima. —sonrió con tristeza— Pero me mantengo positivo, Renjun. 

— Me alegra saber que tienes una buena actitud. —tomó la mano ajena— Estoy aquí para lo que sea que necesites, ¿de acuerdo? 

— Lo sé. —sonrió grande— Estás conmigo, al igual que Jeno y Jisung, probablemente Chenle también. 

— ¿Chenle? 

— Es el mejor amigo de Jeno. —aclaró— Hace un par de días, fue a casa a cenar. 

— Me gustaría conocerlo. 

— Organizaré una cena entonces. —Sonrió mientras retiraba los guantes de sus manos. 

Renjun se encargó de llamar al mesero, haciéndole saber que el café y pastelito de Jaemin tenían que ser los más deliciosos del mundo entero o llamaría a su supervisor, a lo que Jaemin solamente atinó a reír. 

— No has cambiado nada en estos meses, Renjun. —Soltó mientras tomaba un sorbo de su taza. 

— Pero la academia sí que ha cambiado, te extrañamos demasiado. —Admitió con una mueca triste. 

El corazón de Jaemin dio un vuelco, extrañaba esa academia con toda su alma. 

— En otra vida, Renjun, tú y yo bailaremos juntos. —Aseguró con una sonrisa. 

— Al lago de los cisnes. —Dijeron al unísono, logrando que ambos rieran. 

Y aunque reían, sus almas se encontraban llorando.

Sus ojos pedían a gritos llover, pero el cerebro se los negaba diciendo "no es el momento." 

— Quédate en casa esta noche, Renjun. —Pidió mientras sonreía al mesero que se llevaba la vajilla que habían usado. 

— No podría, Jeno está ahí. —rio— No quiero estorbarles. 

— En realidad, necesito que alguien cuide de Jeno. —mintió— La universidad lo tiene muy estresado. 

Renjun observó atentamente a su amigo, algo le decía que no le estaba diciendo la verdad, pero no estaba dispuesto a negarle nada a Jaemin. 

— ¿Por qué me lo pides a mí? —Lo retó cruzándose de piernas. 

— Tu sola presencia es capaz de tranquilizar corazones, Renjun. —Aseguró. 

— ¿Cómo estás tan seguro? 

— Yo mismo he sido testigo de ello. —Sonrió grande, parpadeando rápidamente. 

Después de eso, Renjun aceptó sin dudar la petición de Jaemin, así que se dejó llevar por el chico, hasta pisar los azulejos del departamento del menor. 

— Bienvenido, Renjun. —Sonrió dejando sus zapatos en la entrada. 

— Gracias. —sonrió tomando un par de pantuflas de la entrada— Jamás pude venir a tu departamento antes. 

— Me aseguraré de que vengas seguido. —cerró los ojos con fuerza— Ya regreso, no vengas. 

Y se marchó.

Un par de segundos después Renjun escuchó ruidos venir del baño, entonces lo supo. 

— Jaemin, ¿está todo bien? —Cuestionó asomando la cabeza al pasillo. 

— ¡No mires! —pidió— Me veo horrible. 

— Jaemin… 

Decidió acercarse a la puerta, encontrando al chico llorando de rodillas frente al retrete mientras su gorro yacía en el suelo. 

— Ven, te ayudaré a limpiarte. —Ofreció una mano. 

— Gracias. —Aceptó la mano sorbiendo su nariz. 

Renjun buscó un suéter nuevo para Jaemin, topándose con que casi todo el closet era ropa de color rosa, y lo ayudó a cambiarse. 

Al ver el delicado cuerpo del otro, sintió unas profundas ganas de llorar, de esas en las que por más tristeza que sientes, las lágrimas simplemente no son capaces de salir, y se quedan dentro amargando el corazón. 

— Falta otro gorro. —anunció— ¿Dónde están? 

Jaemin lo observaba desde su lugar, sentado sobre la cama. Los ojitos le picaban, entonces llevó una mano hasta su cabeza, su lisa y redonda cabeza. 

— Están en ese cajón. —Señaló. 

— Este me gusta. —admitió tomando un gorro con la palabra hope bordada, entregándoselo al otro que se lo puso al instante— ¿Quieres hablar, Jaemin? 

Jaemin lo observó con el rostro pintado de tristeza, y empezó. 

— ¿Qué quieres escuchar, Renjun? —Suspiró. 

— Lo que quieras decirme. 

— De momento no hay nada que quiera decirte sobre eso. —Se levantó, caminando hacia la sala. 

— De acuerdo. —lo siguió— Estoy aquí para lo que sea que necesites, ¿de acuerdo? 

— ¿Lo que sea? —Cuestionó tomando asiento en el sillón. 

— Lo que sea. —Aseguró. 

Renjun sonrió, sin saber que se arrepentiría de haber hecho esa oferta.

De palabras y versos | nct dream Donde viven las historias. Descúbrelo ahora