XXIII

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Tras dos semanas de no haber hecho más que llorar por la muerte de su amigo, Renjun se empujó a sí mismo a recuperar su rutina diaria, puesto que había abandonado incluso la academia de ballet, y comenzaba a sentirse vacío.

Pasó numerosas noches observando el cielo nocturno, intentando contener el llanto cada vez que una estrella parecía brillar con más intensidad que el resto, como si Jaemin intentara decirle que estaba bien, que por fin estaba en paz.

En días anteriores intentó recuperar su ritmo de vida, sin mucho éxito. Los ánimos que le quedaban después de ver partir a Jaemin eran apenas suficientes para permitirle levantarse de la cama e ir al baño, y si hacía algo más que eso, era preparar comida para Jeno, que se encontraba en un peor estado que él.

Pero ya era momento de seguir adelante.

Revisó su imagen en el espejo y tomó todo lo necesario para acudir a clases. La viva imagen de Jaemin moviéndose sobre las puntas de sus pies no dejaba de rondar por su mente, con aquella delicadeza que sólo él tenía y que cualquier bailarín envidiaría.

Jaemin había nacido para bailar, pero el destino fue demasiado cruel, ignorante e injusto.

Cuando las puertas de cristal se abrieron delante suyo, sus compañeros se lanzaron a abrazarlo, diciéndole lo mucho que lo habían extrañado y lo mucho que extrañarían a Jaemin en el lugar.

Después de abrazar a todos, caminó hasta los casilleros pintados de color blanco y abrió el suyo, que anteriormente compartía con Jaemin, encontrando en su interior una foto que avivó los hermosos recuerdos de ese día.

El día de su primera presentación en el teatro de Seúl.

Sonrió con melancolía al recordar lo nerviosos que ambos habían estado, con unas inmensas ganas de vomitar su casi inexistente desayuno debido a la ansiedad de bailar frente a un público por primera vez. 

Guardó la foto en su cartera y cerró el casillero con llave, dispuesto a caminar de vuelta a las barras y empezar el calentamiento, hasta que un cuadro que juró nunca haber visto antes llamó su atención.

Una foto de Jaemin sonriendo mientras saltaba en el aire haciendo un split con los brazos extendidos hacia arriba, vistiendo completamente de negro frente a la blanca pared de la academia. En letras doradas, la frase "Grand Jeté por Na Jaemin, siempre en nuestros corazones" destacaba sobre el marco de color plata.

Con una gran sonrisa que por semanas olvidó que tenía y un par de lágrimas bajando, tomó una foto para mostrársela a Jeno más tarde, definitivamente le haría feliz saber que la academia había hecho algo en nombre de Jaemin.

La tarde transcurrió de forma dolorosa y melancólica, la ausencia de su amigo era más y más notoria a cada segundo.

Cada paso, cada salto, cada nota musical, cada movimiento, absolutamente todo le recordaba a Jaemin. Días habían pasado y seguía sin poder desistir de todos los pensamientos que le recordaban a su amigo, aún sabiendo lo autodestructivo que podría resultar seguir de ese modo. Se regañó mentalmente decenas de veces, sabiendo bien que a su amigo jamás le habría gustado verlo triste haciendo lo que más amaba, bailar ballet.

Después de varias horas, sus pies adolecieron debido al arduo trabajo y la falta de práctica, así que empacó sus pertenencias y tomó el autobús de regreso al departamento de Jeno, donde se había estado quedando durante las últimas semanas a petición de él mismo.

Y también a petición de Jaemin, quien le había pedido encarecidamente que cuidara de cerca a Jeno como su último deseo, pero Renjun jamás podría decirlo en voz alta hacia el azabache.

Cuando tuvo la puerta frente suyo, tocó tres veces, y la imagen que le dio la bienvenida logró tirar de las comisuras de sus labios hacia arriba, haciéndolo sonreír mientras la alegría llenaba su ser completo.

— Jeno. —soltó atónito— Te ves increíble.

— Creí que era momento de levantar mi trasero de la cama… —Abrió la puerta dejándolo pasar.

Aún con la sonrisa adornando su rostro, Renjun se adentró a la casa, percibiendo un delicioso aroma en el ambiente. Casi se sentía como un hogar.

De pronto unas ganas inmensas de bailar y brincar por todo el lugar lo invadieron, pero logró contenerse.

— ¿Acaso?... —Dejó la pregunta en el aire, viendo con emoción al menor.

— Pensé que vendrías cansado y querrías comer algo. —sonrió— Es ramen instantáneo solamente…

— Está perfecto, Jeno-ah. —se lanzó al más alto, abrazándolo— Tomaré una ducha y vendré a comer, ya vuelvo.

Después de veinte minutos en los que Renjun sonrió como un niño al que le acaban de devolver su dulce, dio su baño por terminado y corrió emocionado hasta el comedor para probar el platillo que Jeno había preparado para él.

El mejor puto ramen instantáneo que había probado en toda su vida.

Cada fideo sabía a esperanza, a futuras alegrías, a felicidades esperando por que ambos las alcanzaran. Sabía a futuro y victoria, el mejor sabor de todos.

Cuando el plato estuvo vacío y su corazón terminó de deleitarse con la comida, el mayor ofreció a Jeno tirarse al sillón juntos y ver alguna película, sintiendo su corazón estallar de alegría cuando después de varios días pudo escuchar la risa del menor otra vez, tenía que agradecerle algún día a Adam Sandler.

Cuando las luces fueron apagadas y el menor se encontraba sumergido en un profundo sueño que, por primera vez en catorce lunas no fue interrumpido por un doloroso llanto, Renjun juró para sus adentros que el sol por fin estaba brillando para ellos, brindándoles de su calor y vida una vez más.

Pero lo que Renjun no sabía es que el sol estaba a punto de encenderlos en llamas, sin dejar ni siquiera las cenizas.

ʕ•̫͡•ʔ

Por si no saben cuál es el salto que hace Jaemin en el cuadro de la academia, es este:

ayer tuve un par de problemas personales y con mi Internet también 😭😭 así que el capítulo de ayer se los traigo hoy, muchas gracias por leer

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ayer tuve un par de problemas personales y con mi Internet también 😭😭 así que el capítulo de ayer se los traigo hoy, muchas gracias por leer. 💗

—yuu

De palabras y versos | nct dream Donde viven las historias. Descúbrelo ahora