XXII

246 52 7
                                    

Siete días habían transcurrido desde el funeral de Jaemin, y la tristeza no había terminado de abandonar a Haechan. Sus conocidos se habían burlado de él, pero él también se había reído de ellos.

Ellos no sabían lo que él sí.

Porque si bien no tuvo la oportunidad de conocer al chico, le bastaba y sobraba con todas las historias que Jeno le contaba entre sonrisas y lágrimas, como si cada momento estuviera tatuado en su memoria.

Para Haechan, la última semana había sido especialmente difícil. No solamente por la carga emocional que le daba cada encuentro con Jeno, sino también la situación de Mark, a quien recién habían dado de alta en el hospital. El moreno había escuchado lo difícil que puede llegar a ser dejar las drogas, porque la dependencia puede escalar hasta ser demasiada.

Pero verlo con sus propios ojos cambió la perspectiva por completo.

Mark, por su lado, se sentía muchísimo peor que en su primera semana de rehabilitación. Durante semanas había logrado llevar la situación perfectamente, y por un sólo error todo el esfuerzo se había ido al carajo.

Se sintió como la misma mierda en el instante en que vio a Haechan con la preocupación y el terror impresos en su rostro, parado justo en el umbral de la puerta cuando fue internado de urgencia debido a una sobredosis que podría haber evitado, pero como siempre, no había podido.

Su adicción era más fuerte que él.

Jeffrey le había contado lo difícil que sería, lo mucho que iba a sufrir y lo mucho que podría llegar a desear haber muerto, pero la realidad era ridículamente peor que todas las descripciones que le dio su mayor.

La verdad era que la abstinencia lo estaba matando, lenta y dolorosamente.

— ¿Cómo te sientes, Mark? —Cuestionó sentándose en el borde de la cama.

— No quieres saberlo. —respondió, sobándose la cabeza con ambas manos— Siento que voy a morir ahora mismo, pero eso no pasará, y no sé cómo sentirme con respecto a eso.

Haechan suspiró, odiaba ver al mayor en ese estado.

— Podríamos salir a caminar un rato, quizás así tu mente se despeje un poco. —Ofreció en voz baja, temiendo ser rechazado.

— Cualquier mierda será mejor que estar aquí. —asintió— Salgamos.

Una vez los pies de ambos pisaron las amplias calles, Haechan se aseguró de tomar con fuerza la mano del mayor, sin soltarla ni por un segundo, importándole muy poco las miradas que los transeúntes les daban.

Caminaron durante varios minutos, y cuando los pies del mayor pidieron por un descanso, tomaron asiento en una pequeña banca situada a las orillas de un parque.

— ¿Por qué sigues aquí, Haechan? —Lanzó la pregunta al aire, desconcertando al otro.

— ¿De qué hablas? —Cuestionó con una ceja alzada.

— Te dije que pierdes tu tiempo conmigo, pero no te has ido, así que no lo entiendo. —negó— ¿Por qué no te has ido, tal como el resto lo hizo?

— No soy las demás personas, Mark. —aclaró— Creí haberte dejado claro que no pienso irme.

— No quiero tu lástima. —Escupió.

— ¿Qué te hace creer que estoy contigo por lástima? —preguntó enfurecido— Solamente quiero estar a tu lado, quedarme cerca.

— No tiene sentido.

— Por todos los cielos, Mark, no seas tan imbécil. —se levantó, poniéndose de pie frente al mayor— ¿En verdad no puedes verlo?

— ¿Qué cosa?

— Voy a quedarme contigo porque te amo, Mark. —dijo, seguro de sus palabras— No puedes impedirme eso.

— No puedes amarme, nadie lo hace.

— Creo que no has entendido. —suspiró— Me enamoré de ti, Mark, te guste o no.

Haechan hubiera querido que Mark le diera una mirada de desprecio, de odio, de burla, lo que fuera excepto la mirada llena de preocupación que le regalaba en ese momento.

— ¿Por qué me miras así?

— No tienes idea de lo que acabas de decir, Haechan, no te haces una puta idea. —negó frenéticamente— Debes estar confundido, pero no eso.

— ¿Entonces no puedo sentir amor por ti?—Cuestionó sarcástico.

— ¡Por esto te dije que te fueras! ¡Te dije largo antes de que algo más pasara, pero fuiste un terco y te quedaste! —gritó, furioso— ¡Ahora estás enamorado de mí, y lo peor es que siento lo mismo! Debiste irte cuando te lo dije…

— ¿Qué dijiste?

— Haechan, me siento igual. —habló en un hilo de voz— Lo siento mucho.

El moreno le dio un zape en la nuca.

— No te disculpes por eso.

— Realmente no lo entiendes, ¿verdad Haechan? —cuestionó con una sonrisa torcida, el otro negó— Debes estar creyendo que este es tu cuento de hadas, tu bello amor de juventud, seguramente piensas que el amor todo lo puede, y que lograremos todo juntos. —Haechan negó sin entender lo que Mark intentaba decir— Pues perdón por romper tus fantasías, Haechan, pero esta es la vida real, y cuando menos lo pienses, vas a arrepentirte de haber empezado esto.

Para ese punto, Haechan había empezado a llorar.

— No entiendo por que me dices todo eso. —Lloriqueó.

— Vamos a arruinar todo, no importa cuánto lo intentemos. —bajó la mirada— Esto no puede salir bien, entiéndelo.

— Pero no quiero dejarte, Mark.

— En verdad no ves que estoy arruinándote, ¿cierto? —Cuestionó con la mirada puesta sobre el otro.

— Déjame estar contigo, Mark. —pidió— Déjame ser tu novio.

— Te vas a arrepentir muy pronto. —Aseguró, soltando un par de lágrimas cuando el abrazo del menor llegó.

— Habrá sido mi decisión, Mark. —Sonrió acomodando su mentón sobre el hombro ajeno.

— De acuerdo. —accedió— Pero no te atrevas a decir que no te lo advertí.

— No podría arrepentirme de nada. —Aseguró.

— Cuando lo hagas será demasiado tarde… —Dijo en un susurro.

Si nuestros corazones no fueran tan débiles ante el amor, nos ahorraríamos cientos de sufrimientos.

ʕ•̫͡•ʔ

creo que quedó bastante corto, pero no había más que poner por esta ocasión jeje.

espero les guste. 💗 

—yuu

De palabras y versos | nct dream Donde viven las historias. Descúbrelo ahora