A Jisung jamás le gustaron los funerales.
Todas las personas que acudían lo hacían vestidas de negro de pies a cabeza, poniendo sus mejores caras de tristeza ante la tragedia por la cual se encontraban ahí.
La mayoría de las personas que acuden a tales eventos ni siquiera conocían realmente al fallecido, y si lo hacían, se dedicaban a hablar mierda tras sus espaldas, como si supieran hasta sus más profundos secretos.
El verdadero dolor recaía en unos cuantos, que tenían que mantenerse de pie y dar un discurso conmovedor para todos los presentes, manteniendo un semblante firme mientras el ataúd bajaba hasta estar tres metros debajo de la tierra, donde los gusanos esperan ansiosos por su cena.
A Jisung jamás le gustaron los funerales, porque él sabía que no eran para los muertos, sino para los vivos.
— Amor, ¿ya estás listo? —Cuestionó Chenle mientras revisaba sus propias prendas frente al espejo.
Jisung solamente asintió.
— Tu corbata es un desastre, déjame arreglarla. —Pidió Chenle, acercándose a su novio para arreglar el nudo mal hecho.
Cuando terminó, pasó ambos pulgares por las mejillas de Jisung, un par de lágrimas traicioneras habían bajado.
— Lo lamento tanto, cielo. —Se sinceró, abrazando con sutileza al más alto.
Si Chenle tuviera que decir exactamente cuántas veces había visto llorar a Jisung en los últimos dos días, no podría hacerlo.
Había perdido la cuenta de cuántas habían sido las veces en que lo atrapó llorando de la forma más dolorosa de todas. En completo silencio, como si no quisiera que nadie más supiera de su dolor, sumergido por completo en un sufrimiento que no parecía dispuesto a compartir.
Durante las últimas dos noches, conciliar el sueño les había resultado difícil.
A Jisung debido al mudo llanto que no podía evitar dejar salir cuando los recuerdos llegaban a su mente, porque las imágenes de Jaemin en su memoria parecían mantenerlo vivo.
A Chenle jamás le había costado tanto quedarse dormido, ni siquiera cuando, una semana atrás, había abandonado su cómoda cama king size para mudarse junto a Jisung. Cuando en un banal intento de convencer a su padre de que la carrera de medicina no era para él, el hombre había terminado por correrlo de la mansión, despojándolo de la herencia familiar también.
Al rubio le resultaba difícil dormir al saber todo el dolor que su novio pasaba, y cuando lo sentía respirar pesadamente a su lado, lo único que podía hacer era abrazarlo por la espalda hasta que lograra dormirse. Chenle sabía que sus abrazos no tenían mucho efecto, ya que cada mañana Jisung despertaba con los ojos hinchados y un par de bolsas oscuras debajo de ellos.
— Luzco horrible, Chenle. —Suspiró mirando su imagen sobre el espejo.
— Luces cansado, porque lo estás. —aclaró— Puedo colocar un poco de maquillaje, si quieres.
Cuando Chenle vio a Jisung asentir, corrió en busca del equipaje más importante que había traído de su antigua casa: sus cosméticos. Colocó un poco de base y polvo sobre el rostro completo de su novio, agregando también un poco de rubor y por supuesto, brillo labial, haciendo lucir a Jisung un poco menos miserable de lo que en realidad era.
Después de eso, ambos partieron rumbo al jardín del cementerio en el cual sería el evento, ya que según Jeno, a Jaemin jamás le habría gustado que hablaran de él en un iglesia, diciendo mentiras frente a una figura que era adorada por millones de hombres hipócritas.
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De palabras y versos | nct dream
FanfictionPara todos aquellos que saborean la tristeza por primera vez. Para quienes se sienten solos rodeados de una multitud. Para los que sufren su primer pérdida. Para aquellos que dicen haberlo perdido todo. Para quienes por primera ocasión vomitan e...