XXXI

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La cantidad de funerales que habían tenido que atender en los últimos meses era casi irreal, habían enterrado a casi todos sus amigos. 

La escena permanecía más que fresca en la memoria de Jisung, como si hubiera ocurrido tan sólo un par de horas atrás cuando en realidad llevaban de luto más de una semana, por cuarta vez en tan sólo unos cuantos meses. 

Miró hacia la derecha, topándose con la hermosa sonrisa de su novio, que parecía brillar aún más bajo la luz de la luna. 

Las estrellas y el clima parecían ser los perfectos para su propósito, una cálida cita nocturna con su persona favorita. Observó la pequeña cajita de terciopelo por sobre el bolsillo de su saco y sonrió sólo de pensar lo que pasaría dentro de un par de horas. 

De pronto un estruendoso sonido inundó sus oídos, Chenle se giró a verlo completamente asustado y cuando miró hacia atrás por el espejo retrovisor a su lado, sintió sus ojos casi salir de sus cuencas. 

Una camioneta había sufrido un accidente, y se encontraba boca arriba sobre el pavimento. 

Rápidamente se quitó el cinturón de seguridad e hizo lo mismo con el de su novio, quien rápidamente lo siguió hasta la escena del accidente. 

— ¡Jisung! , parece que es él… 

El menor observó atentamente la imagen que tenía frente a sus ojos, Haechan se encontraba colgando del techo del auto, apenas sostenido por el cinturón de seguridad. La bolsa de aire empujando con dureza el rostro del moreno hacia la izquierda, las mejillas, frente y labios del chico manchados con un poco de sangre. 

No parecía estar respirando. 

Enseguida tomó su teléfono y llamó a los servicios de emergencia, odiaba tanto ese número de tres cifras. 

Los bomberos y paramédicos llegaron casi de inmediato, pero para ambos jóvenes pareció ser una eternidad. 

— ¿CÓMO ESTÁ ÉL? —Cuestionó Jisung acercándose a la escena, hasta que un bombero lo detuvo por el brazo. 

— Joven, le pedimos que conserve la calma, la situación en la que se encuentra su amigo es complicada. —Espetó el uniformado. 

Jisung decidió apartarse en el instante que vio a Chenle a unos pocos metros, derramando lágrimas mientras se abrazaba a sí mismo, buscando algo de consuelo. 

Abrazó a su novio con todas sus fuerzas durante más de quince minutos mientras ambos observaban a los hombres y mujeres trabajar alrededor del automóvil. Hasta que, de pronto, uno de los bomberos se acercó hasta ellos con pasos lentos. 

— ¿Y, estará bien?

— Lo lamento mucho, pero según los signos que presenta el cuerpo, murió hace casi media hora. 

Sintió su alma caer al suelo una vez más. 

— Cómo… 

— Lamento su pérdida. 

Y sin más, el hombre se marchó, dejándolo junto a Chenle, que parecía no poder dejar de llorar. 

En la actualidad, las cosas no habían mejorado demasiado. 

Chenle se sorprendía a sí mismo decenas de veces al día tratando de animar aunque fuera un poco a Jisung, pero había intentado prácticamente todo, y nada parecía poder levantarle los ánimos al pobre escritor. 

Suspiró con fuerza, levantando los flequillos desteñidos que comenzaban a taparle los ojos, se recordó mentalmente que debía hacer una cita en el salón para arreglar el desastre que era su cabello. 

De palabras y versos | nct dream Donde viven las historias. Descúbrelo ahora