Capítulo 7: Cita parte 2.

2.8K 199 6
                                    

Mark colocó sobre mi cuello el collar de plata con esmeraldas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mark colocó sobre mi cuello el collar de plata con esmeraldas. Sus dedos tocaron mi cuello haciendo erizar mi piel. Mire al frente reflejándome en el espejo. El vestido color esmeralda acentuaba mi figura, me llegaba sobre la rodilla con un pequeño corte en la pierna.

—Te ves hermosa. —Su voz a centímetros de mi oreja hizo que mi cuerpo se estremeciera.

Cerré los ojos y llené mis pulmones de oxígeno.

No digas eso.

No lo hagas.

Jamás me sentí así antes. ¿Por qué ahora? ¿Por qué me siento atraída por él?

—Oh, vamos. No pongas esa cara.

—¿Tengo otra opción?

—Solo es una cita.

—Una cita corporativa. Matthew jamás me invitaría a una cita, lo conoces. —Abrí los ojos y volví a ver mi reflejo.

No importa que yo no quisiera. Matthew debe dar una buena apariencia ante los demás.

—Dame una pequeña sonrisa. —Pidió girándome, haciendo que lo mirara.

—¿Por qué?

—Solo hazlo.

Volví a tomar aire y una pequeña y débil sonrisa curvó mis labios.

—Eso es. Suerte.

Beso mi frente y me entrego mi bolso de mano. Probablemente Matthew me estaba esperando, pero algo dentro de mí, algo pequeño quiso quedarse.

Salí de la habitación dándole la espalda. Pude sentir su mirada.

Pero me fui.

Por qué debía hacerlo, pero volvería.

(💍)

Matthew acomodo mi asiento para poder sentarme. Lo hice con elegancia y en efecto la cita era de solo los dos. Había hecho una reservación y todo.

Al llegar aquí no lo creí. Y ahora aun no me lo creo, ¿Qué está tramando? parece sospechoso.

Se sentó frente a mí mirando el menú. Hice lo mismo mirándolo de reojo de vez en cuando. Luego de unos minutos carraspeó llamando mi atención.

—¿Para qué me trajiste aquí? —pregunté volviendo la mirada al menú cuando él me miró.

—¿No puedo pasar tiempo con mi esposa?

Esposa.

Soy su esposa.

Eso sonaba territorial y lo era. Pero siempre me ha dicho así desde que lo recuerdo.

—Si puedes. Pero siendo sincera, me agarró desprevenida, ya que estabas con mucho trabajo y con el tema de tu dulce Isabel. —Cerré el menú sabiendo lo que pediría. —Además, nuestra última conversación no fue de lo mejor.

Esposa PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora