Capítulo 11: Protegido.

2.9K 225 24
                                    

Evelyn

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Evelyn.

Las caricias sobre mi cuerpo y su calidez me despertaron. Aún no podía procesar lo que había pasado, y menos lo que había hecho.

Pero me sentía tranquila.

Cuando abrí los ojos lo vi. Tenía esa sonrisa que lo caracteriza tanto. Su mano seguía acariciando mi cuerpo desnudo que apenas era tapado por la sábana.

No sabía que decir, no era como si Matthew estuviera a mi lado al amanecer. Esto era nuevo para mí.

—Buenos días corazón. —Su voz era más grave de lo normal.

—Buenos días...

Se apegó a mi acomodando mi cabello y la sábana que lo cubría se deslizó dejando casi a la vista a su amiguito. Cerré los ojos por inercia, Mark río ante mi reacción.

Bueno era algo tonto hacerlo después de todo lo que vi. Así que solo abrí los ojos nuevamente. Apoyó su codo en la almohada colocando su cabeza en su mano. Sus ojos me examinaron con cuidado.

Esa mirada me hizo recordar. Imágenes fugaces aparecen en mi cabeza haciendo que me sonrojara. Sus manos tomando mi cintura para tomar el control sobre mi cuerpo, sus labios deslizándose por cada lugar de mi cuerpo. Sus manos y lengua deslizándose por lugares que me hicieron tocar el cielo.

Lleve mis manos a mi rostro caliente. ¿Cómo podía pensar esas cosas a estas horas de la mañana?

—¿En qué piensas? —Pregunto curioso, aunque sabía la respuesta.

—No te importa. Y no me mires tanto, ya me comiste, así que no es necesario seguir haciéndolo con la mirada.

—Supongo, pero ¿dónde quedó esa chica extrovertida y salvaje de anoche?

—Cállate. —baje las manos y golpee su hombro.

Jale las sábanas cubriendo mi cuerpo a pesar de que ya me había visto hasta el alma.

—Debo ir a ducharme... —Me levantó de la cama llevándome la sabana.

Lo miró y mis ojos cayeron en su cuerpo desnudo.

Dios Evelyn, contrólate. No lo mires tan descaradamente.

—Yo también. ¿Quieres...?

—No, estoy bien sola. Solo cúbrete y cuando yo salga te metes. —Entré al baño con prisa.

Mire mi reflejo en el espejo. Mi cabello estaba hecho un desastre, mi cuerpo estaba helado por la transpiración, no había podido ducharme antes, me había quedado completamente dormida.

Dejé caer la sábana que me cubría para poder entrar a bañarme. Mientras me bañaba, frotaba mi piel con mi mano recordando cómo su mano lo hacía.

Dios, parezco una adolescente.

Esposa PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora