Capítulo 31: Siempre lo hago.

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—No sabía que tu pasatiempo era bailar en lugares como este

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—No sabía que tu pasatiempo era bailar en lugares como este. —Comente haciendo evidente mi mirada de arriba a abajo.

—No sé de lo que habla señor.

—Lo sabes perfectamente, Isabel.

—Mi nombre es Daisy señor, tal vez se confundió, traeré a mi compañera. —Dio media vuelta y se acercó a la puerta.

—Pague el triple de su tarifa. No puedes irte.

Sus pasos se detuvieron, mis labios esbozaron una sonrisa. Sabía que el dinero era algo importante para ella, en este punto no era difícil descifrarlo.

—Ahora date la vuelta y ven Isabel. —Siguió mis órdenes sin protestar. Realmente quería ese dinero.

—¿Cómo sabías que estaba aquí? —preguntó sentándose al otro extremo del sofá. Supongo que no intentaría más ocultar su identidad bajo esa máscara.

—No lo sabía. Solo vine por un poco de diversión y vi tu puesta en el escenario. Supe de inmediato que eras tú. —Cubrí mi mentira.

—¿Diversión? ¿Tú? —me apuntó con su dedo, no me estaba creyendo — imposible. Tienes a la perfecta de Evelyn, para cumplir tus caprichos.

—Si, la tengo. Pero ¿por qué debo conformarme con una? Matthew tiene dos, yo también quería ese lujo —Intento de mantenerme en personaje. Jamás diría eso, pero necesitaba que Isabel me creyera.

—Vaya, vaya... No lo esperaba de un perro fiel a su dueño. —Comentó con diversión. — Menos sabiendo lo que Matthew te recuerda casi a diario. ¿Es difícil amar a una persona casada?

Me recline sobre el asiento, coloque ambos brazos a los lados del sofá, cruce mi pierna derecha sobre la otra. Isabel sin pudor alguno observó cada parte de mi, y en especial hay. Sabía que podía tener la intención de enredarme, pero no la dejaría, primero debo sacar toda la información posible.

—Tal vez pero qué me dices tú, Isabel, ¿Es difícil acostarse con alguien que te ve como un recipiente?

Me fulmino con aquellos ojos cafés.

—No sabes de lo que hablas.

—Pero dime Isabel, ¿qué hace el vientre de alquiler de un futuro Magnate en un lugar como este?

—No soy el vientre de alquiler, soy algo más importante, así que no me llames recipiente o vientre de alquiler, además no te interesa qué hago aquí, es mi vida. —Miró hacia otro lado. No quería estar aquí, pero debía quedarse por el dinero.

—¿No? ¿Eso crees? —mantuvo su mirada en la pared poniendo sus brazos cruzados.

Esto no estaba funcionando, necesitaba algo más. Necesito que suelte aquella lengua larga, necesito información.

—Al final y al cabo, ambos somos juguetes para que ellos utilicen. —su mirada volvió a mí.

—¿Juguete? eso lo eres solo tú, ya te lo dije Mark, soy más importante que un juguete.

Esposa PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora