Capítulo 29: Sonrisa genuina.

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Evelyn

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Evelyn.

La brisa helada refresca mi rostro. La noche estaba estrellada, era una hermosa vista desde el balcón. Por que si, había huido del lado de Isabel, no pude estar ni un minuto más al lado de esa mujer, sin contar que Matthew se estaba tomando su tiempo con Mark. Realmente desearía saber qué está sucediendo.

Los pasos lentos y seguros detrás de mí hicieron que buscara a su dueño por encima de mi hombro. Pero sonreí al ver a un hombre alto, cabello negro con algunas canas y de tez ligeramente morena. Maximilian se acercó a mí, se detuvo a mi lado. No dijo nada por varios minutos y solo miro el cielo para admirar las estrellas.

No le gustaban mucho las multitudes, o no le gustaba estar con Laura rodeado de tantas personas creyendo tantas cosas sobre él, por lo que siempre se escapaba y yo siempre lo encontraba. Pero creo que esta vez él me encontró a mi.

—El baile con Mark fue todo un espectáculo.

—Sobre eso...yo lamento no haber bailado con Matthew.

—No te disculpes. Me gusto verte bailar con Mark, no tengo nada en contra de mi hijo pero te veías mejor con Mark. —Sincero, apoyándose contra la baranda.

Sonreí.

Al menos a él le había gustado.

El silencio volvió unos minutos más para luego ser interrumpido por sus palabras.

—Te veías más feliz.

—¿Qué? —Me tomó por sorpresa sus palabras.

—Tu sonrisa era más genuina. —¿estaba sonriendo?, debí hacerlo inconscientemente— Ya no sonríes de esa manera con Matthew.

—Yo...

—Sé muy bien que las cosas con Matthew han empeorado. Aunque no se si la palabra empeorado sea la mejor, pero se que las cosas no han ido bien desde que hablamos la última vez. —Maximilian no era tonto, él podía darse cuenta de todo. Y lo sabía. — Sé que todo lo que has pasado te está agotando. — Por un momento sus palabras sonaron a "se que estas cansada, debes acabar, debes irte, deja de sufrir a su lado"

—Yo puedo con esto. —¿Pero en serio puedo con esto?

—Se que puedes, y que siempre has podido, pero hasta ¿cuándo?

No respondí. Ni yo lo sabía, y jamás me lo había preguntado. ¿Cuál sería la gota que rebalsaría el vaso? o si realmente el vaso ya se había derramado desde hace mucho y yo no salía de esto. ¿Por qué le tenía miedo a salir de esto? ¿Qué haré si me divorcio de Matthew? Después de todo, como dijo una vez tía Charlotte, no soy nada sin él.

Maximilan noto como mi mente me carcomía y cambio de tema.

—Necesito que me prometas algo.

—¿Qué es lo que deseas?

—Cuando yo muera quiero que sigas unas pequeñas instrucciones, o mejor dicho unas peticiones —Sus palabras me dejan perpleja por unos segundos.

—Eres muy joven para morir aun. Solo tienes cincuenta y cinco, son los nuevos treinta. —Intente animar, ¿cómo podría pensar que moriría? es muy joven. Y de alguna manera aun lo necesito para seguir afrontando todo.

—Sé que soy joven, pero no soy eterno, Evelyn. Pero sabes que todo empieza a doler a esta edad.Todos estos años me han enseñado cosas, además no digo que moriré mañana, solo es para el día en que muera. — Me miró a los ojos tomando mi mano, su calidez era algo que siempre he atesorado y siempre lo haré.

—Entonces qué quieres que haga.

—Numero uno; no vayas de negro, es muy deprimente, deberás usar aquel vestido rojo que amo, numero dos; no llores por mi, no quiero ver esos hermosos ojos llenos de lagrimas, ademas debes recordarme de manera feliz, y llena de vida, numero 3 y ultimo; quiero que vivas mucho y que seas feliz. ¿Entendido?

—Si. Lo prometo.

—Mas te vale, porque así podré descansar y no te atormentaré hasta el día que mueras.

El día que muera. Espero que eso suceda en mucho tiempo, al igual que su muerte. No puedo imaginar una vida sin él, sería como perder nuevamente a mi padre. Dolería, dolería mucho.

—Con que aquí están. —Otra vez esa voz fría que caracterizaba tanto a Laura.

—¿Nos buscabas? —preguntó Maximilian mirándola tranquilo.

—Claro que sí. Pero como esperaba están aquí escondiéndose de todos, otra vez. —Estaba molesta, aunque siempre lo estaba.

—Evelyn debes volver al lado de Matthew. —Ordeno.

—No. Está hablando conmigo. —Se interpuso Maximilian.

Me quedé en silencio.

—Evelyn. —insistió.

—Laura. Ya dije que ella está hablando conmigo, después irá con Matthew. —Dio unos pasos hacia ella, quedando delante de mi, Laura se mantuvo en su posición.

—Y yo dije que Evelyn debe ir con Matthew. Las personas se preguntarán dónde se metió su esposa. —Maximilian frunció las cejas. Dio media vuelta y me ofreció su brazo, acepté sin dudar. Camino de vuelta al gran salón, simplemente lo seguí.

El único capaz de enfrentar a Laura era Maximilian y por poco.

(💍)

Luego de la misma rutina después de volver con Matthew, la fiesta terminó. Mi cuerpo se sentía desecho y sentía que no podría dar otro paso más. Mark me llevó a casa en uno de los autos de Maximilian. Matthew se iría con Isabel en otro auto. Debía ir al Penthouse, ya faltaba tan poco tiempo para irme de "vacaciones", las cuales cada vez más anhelo, las ganas de tener un respiro de todo, de alejarme lo máximo posible crecían cada segundo.

Mark me tomó en sus fuertes y fornidos brazos. Subió al ascensor y me llevó a mi habitación. Si daba un paso podría irme directo al piso, estaba cansada y algo borracha, demasiada champagne. Me dejó en la cama con cuidado, me estiré sobre la cama buscando comodidad, mis manos se deslizaron por mi ropa, sabía que debería sacar mi ropa pero en este momento con suerte podía mantener mis ojos abiertos.

—Corazón no te duermas, necesitas quitarte la ropa.

Corazón.

Ese era mi apodo.

—No tengo fuerzas...quítame la ropa. —Balbuceo.

Sus manos se deslizaron hacia abajo en dirección a mis piernas. Sus dedos fríos se deslizaron por ellas, llegando a mis pies, saco mis tacones dejándolos a la orilla de la cama. Con cuidado nuevamente subió hasta mi espalda, me giro dejándome boca abajo para deslizar el cierre de mi vestido, sacó el vestido con cuidado y delicadeza, en esa instancia ya había caído profundamente dormida, pero podía sentir sus manos en mi cuerpo.

Mark.

Quite el vestido dejándola con sólo su ropa interior. Coloque el vestido extendido sobre una silla cerca de su cama, no quería que se estropeara. La puerta entreabierta da un pequeño crujido al ser abierta por completo.

Matthew.

Sus ojos se mantuvieron en Evelyn sobre la cama y luego sobre mí estando a su lado. Tal vez era el alcohol, el cansancio o algo, pero antes de cerrar la puerta completamente pude ver algo en sus ojos, Anhelo, dolor, arrepentimiento. 

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