Mark.
Luego de unos minutos y después de haberle dado sus medicamentos, se durmió. Descansaba plácidamente en su cama, esta vez no estaba a su lado, si no que estaba frente a ella, parado mirándola dormir, con uno de sus frascos de pastillas en mi mano.
Cada vez usa más las pastillas para dormir. Cada vez usa más relajantes musculares, cada vez los necesita más para sobrellevar sus días.
Tiene un cajón repleto de frascos con pastillas.
El doctor en algún punto se los receto, pero ya es algo de su vida cotidiana. Cada vez que tiene que hablar con Matthew acaba así.
Nunca he sabido con exactitud de qué hablan, pero no necesito saber si es algo bueno o malo, con solo verlo en sus ojos entiendo todo, ya que casi siempre su rostro es inexpresivo.
No sé cómo acabará esto, pero un final feliz será difícil.
No merecía esto.
Cuando mi cuerpo se sintió cansado de estar parado, me recosté a su lado, y la miré hasta quedarme dormido.
(💍)
Evelyn.
Coloque mi abrigo sobre mis hombros para después tomar mi bolso con mis cosas dentro.
Me sentía mejor. Los relajantes y pastillas para dormir me ayudan bastante. Pero lo que me hizo amanecer de buen humor fue encontrarlo completamente dormido a mi lado.
Eran casi las nueve y media, pero ellos seguían durmiendo. Quería pasar todo el día allí, debía escapar un poco de estas cuatro paredes.
Mark tomó mi bolso pequeño con mis cosas, subimos al ascensor para presionar el botón del estacionamiento subterráneo, las puertas se cerraron. Teníamos que dar una hora de viaje, hasta llegar al hipódromo, pero valía la pena.
Salimos del ascensor cuando las puertas se abrieron. Bajamos y nos dirigimos al Mercedes Benz. Mark siempre manejaba, aunque yo tuviera licencia y todo. No le gusta que lo haga desde que un poste se atravesó en mi camino hace dos años.
Subí al auto y me acomodé en el asiento de copiloto. Mark guardó la maleta y subió al auto.
—Algún día podré conducir este auto.
—Para que te estrelles contra otro poste no lo creo.
—El poste se me atravesó, no fue mi culpa.
—Claro, y tú no ibas a cien kilómetros por hora en una carretera de ochenta. —Hizo rugir el motor, comenzando la marcha.
—Algún día lo haré, y no podrás impedirlo. —prendí el aire acondicionado echando el asiento hacia atrás.
—Algún día lo harás, y estaré ahí para ver como un árbol se atraviesa.
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Esposa Perfecta
Romansa| Completa | *Primer libro* Mentiras, engaños, apariencias, y un matrimonio aparentemente perfecto, la mezcla perfecta para el caos. Evelyn y Matthew llevan cinco años de un próspero matrimonio sin amor. Cinco años viviendo de apariencias, por qué...