Capítulo 30: Isabel.

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Mark

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Mark.

Camine hacia el auto que me esperaba afuera del edificio. Al subir de copiloto pude sentir el asiento cálido por el sol. Giovanni iba de piloto, asintió con la cabeza en modo de saludo. Hice lo mismo, aunque estaba tan perdido en mi mente que ni cuenta me di cuando el auto encendió y partió su rumbo, seguía teniendo la mirada de Matthew en mi cabeza, sus ojos vacíos sin ni una expresión en su rostro. Era como otro Matthew, uno herido, algo completamente diferente a cuando me recordaba que Evelyn era su esposa.

Giovanni se dio cuenta de que algo pasaba y habló.

—Dilo, o le harás un agujero al parabrisas.

—Es Matthew. —Solté apoyando mi cabeza hacia atrás en el asiento.

—¿Qué sucedió? —preguntó manteniendo su mirada en el camino.

—Ayer en la fiesta él parecía molesto luego de que yo bailará con Evelyn, me dejó las cosas bastante claras, pero al llegar a casa, él fue a la habitación de Evelyn, la observó y me observó a mi, con una mirada herida. —Expliqué. —Fue como ver a dos Matthew completamente distintos.

Ya había visto tal comportamiento en Matthew, pero últimamente se ha presenciado aún más. Sus cambios de humor eran más notables, e inestables.

—Bueno eso...No tiene mucha explicación, es Matthew.

—Creí que tú podrías decirme algo mejor, eres su secretario y asistente, lo sigues a todos lados.

—Es porque es mi trabajo. Y solo debes dejarlo...él siempre es así. Solo debemos dejar que pase.

Su rostro cambió al decir eso. Sus ojos brillaron con desánimo. No pregunté, aunque quería saber qué significaba aquello. Aun no me cuadra el hecho de que horas antes había sido algo rudo y posesivo, y cuando nos vio fue como si supiera que ella no le pertenecía. Sin darme cuenta por estar sumergido en mis pensamientos llegamos al lugar al cual deberíamos ir.

Giovanni sacó un sobre y me lo entregó. Al volver a la realidad lo abrí y eran fotografías de Isabel entrando al lugar que estaba frente a nosotros. El famoso bar Boyals.

—Este es el bar. Aún es temprano, el bar abre en unas horas.

Asentí viendo el lugar, el cartel de luces neón estaba apagado. El flujo de personas era bajo, por estas calles casi no hay gente en el día, pero en la noche es un lugar bastante concurrido, por los restaurantes y bares nocturnos.

Saqué mi teléfono del bolsillo de mi chaqueta. Entre a los mensajes y lo primero que veo es el mensaje de Evelyn, entré al chat y leí el mensaje.

Evelyn: ya se te esta haciendo costumbre dejarme sola en las mañanas. Mala persona.

No pude evitar reír por aquel mensaje.

Yo: Lamento dejarte sola, pero no soy mala persona, debía hacer cosas importantes.

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