– ¿Entonces ya se lo dijiste?
Mara miraba los pájaros en el balcón mientras sostenía la taza de café en sus manos. Tomó una ducha, se puso puesto un vestido floreado y recogió su cabello en una corona de trenza. Erik se fue en la mañana, ahora ella tomaba café con Ramona en su departamento, asintió a su pregunta.
– ¿Y ahora si saldrás adelante?
– Lo intentaré.
– ¿Todo eso es enserio? – James no podía creer las palabras de Erik.
– Sí, lo es, no sé Jamie. No sé cómo sentirme al respecto, debería estar destrozado, pero no siento nada y ella está sufriendo.
– Es por que no perdiste al bebé que llevabas en tu vientre, para ella es peor, pero aunque no lo sientas Erik, debes apoyarla
– Lo haré
Mara salió por su cuenta, por ocasión especial, invitó a Erik a cenar y haría una rica comida italiana. Ya tenía todo listo, optó por ponerse un vestido negro entallado y dejar su pelo en suaves ondas, se puso un poco de maquillaje, era verdad que estaba un poco más delgada, aun así se veía tan hermosa como siempre. El timbre de la puerta sonó y mientras los fideos terminaban de cocerse, el olor de la carne condimentada llenó el departamento iluminado por velas rojas. Mara corrió a la puerta con el corazón en la boca, se limpió la palma de las manos en el vestido y abrió. Erik se quedó boquiabierto, Mara se veía preciosa, tan hermosa, tan llena de vida.
– Pasa.
Se sentó en la mesa, mientras ella corría a la cocina llena de felicidad ¿eso estaba pasando realmente? Acomodó la mesa, le sirvió a Erik una copa de vino. La cena transcurrió en un silencio, Erik no podía dejar de mirarle sin que ella se diera cuenta
– ¿Cómo te fue en el trabajo? – Preguntó Mara mientras tomaba de la copa de vino.
– Cansado y aburrido, por cierto – la miró con una sonrisa – Jamie te manda saludos.
A Mara se le escapó una sonrisa, recordó a James, ese chico que la hizo reír y en su momento la ayudó, al fin era un chico libre fuera de las garras de Tanzie.
– Siento que no lo he visto en años – se le hizo un nudo en la garganta al decir eso. – Siento que hay miles de cosas que no he visto en años y en realidad solo he estado unos meses aislada.
– Hay miles de cosas que tienes que ver todavía, prométeme que ahora conoceremos mas.
Sintió como el corazón se le llenaba de alegría. Después de la cena Erik tomó a Mara de la cintura y comenzaron a bailar con Carla Bruni de fondo, se quitó los tacones bailando de puntillas, mientras su cabeza se recargaba en el hombro de Erik e inhalaba su aroma. Mara se separó de él para después plantarle un beso en los labios, sentía como sus lágrimas comenzaban a salir por miedo a que Erik la alejara, él tomo su rostro entre sus manos y continúo el beso con más fuerza, como si ambos lo necesitaran.A la mañana siguiente, Mara escuchó el timbre, se removió en la cama, volvió a sonar dos veces seguidas y abrió los ojos. Eran las ocho de la mañana, a esa hora la única persona podría ser Ramona. Amarró su cabello y se apresuró a abrir la puerta. La piel se puso más pálida, las manos heladas, sintió como cada centímetro de su cuerpo se erizaba, un nudo se le formó en la garganta al ver al tipo que le destruyó la vida parada enfrente de ella, con esa repugnante sonrisa en el rostro.
– ¿Me extrañaste? – Le preguntó con esa terrible y rasposa voz.
Mara no contestó, pues el sujeto se abalanzó sobre ella.
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Mara #1
PoetryEra bella, elástica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la espalda y un aura de antigüedad que lo mismo podía ser de Indonesia que de los Andes. - Gabriel García Márquez