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Mara pintó demasiado en los últimos días, salía de su departamento a la escuela y de regreso, pasaba mucho tiempo en casa pintando. Sus cuadros se volvieron incluso más profundos; un corazón roto y solitario. Su cabello creció, la mayor parte del tiempo lo tenía en un moño por encima de su cabeza totalmente despeinado. La tristeza esfumaba poco a poco y de vez en cuando daba vueltas en la cama recordando aquella noche con Erik y no solo eso, todas las noches que estuvieron juntos revelándose secretos.

Se sentó sobre un lienzo en blanco, mordía la punta de madera del pincel cuando el timbre comenzó a sonar, dio un respingo al escucharlo y rápidamente se levantó a asomarse por el balcón. Se dejo caer en el piso al reconocer a esa persona en la entrada, el corazón le comenzó a latir demasiado rápido y se pegó a la pared con las rodillas en el pecho ¿Acaso Erik no había olvidado buscar a Mara? Habían pasado tres semanas, en dos días seria la graduación de Erik ¿Y qué era lo que quería? Escuchó de nuevo el timbre, en ese momento odio el horrible y espeso sonido.

– Mara necesito hablar contigo, por favor. 

Los ojos se le llenaron de lágrimas al escuchar su voz, tan cálida, tan gruesa y tan triste. Negó varias veces, no quería verlo.

–Vete Erik –se susurraba – Vete, por favor.

–¡Mara! –gritaba el otro desesperado. 

Se asomó cuidadosamente, el chico no se rendía pero ella ni siquiera se entendía ¿Por qué razón no le abría la puerta? Porque no quería salir lastimada y lastimarlo a él. Siguió gritando por un largo rato hasta que Mara por fin lo escuchó partir. Tocaron de nuevo a la puerta y nerviosa fue abrirla para encontrarse con la anciana del cuatro, llevaba las manos entrelazadas. 

–Querida, creo que alguien te estaba gritando –Mara hizo una mueca y asintió – A menos que viva otra Mara aquí. 

–Si, era un amigo. 

–¿Y por qué no has salido a verlo? Parecía desesperado.

–Creo que estamos peleados –alzó los hombros buscando una excusa – O algo así, no tengo muchas ganas de verlo.

Mentirosa.

                                                                                                                         * * *

–¿Estas segura?  Ramona revolvía los espaguetis en un tazón, mientras Mara hojeaba una revista.

–Es una buena oportunidad y buen dinero.

La razón por la que Nathan buscaba a Mara es porque su padre tenía una beca en Georgetown para una maestra de artes, y sabía que Mara necesitaba el dinero, aunque lo suyo no hubiera terminado bien, al menos querría que tuviera la oportunidad de tener una vida mejor. Lo estaba meditando mucho y estaba casi decidida, no podía dejar pasar una oportunidad así.

– Yo voto por que vayas –Ramona se volteó con las manos en las caderas - Pero antes debes hacer algo.

– ¿Qué? –arrugó la nariz confundida. 

– Tienes que decírselo a Erik.

Mara #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora