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Erik despertó en cuanto la luz del sol entró por el balcón, Mara dormía de espaldas a él, con el cabello esparcido por la almohada; deseaba con tantas ganas no levantarse y quedarse ahí aprovechando cada segundo. Después de prepararse le dio un beso en la cabeza a Mara y se dirigió a la salida. 

The fabric of your flesh, pure as a wedding dress
Until I wrap myself inside your arms I cannot rest

Sentía que a Mara le gustaba ese tipo de música, ahora que lo pensaba jamás le había preguntado a ella que tipo de música le gustaba, y viceversa, aun tenían muchas cosas que conocer el uno del otro, de alguna forma habían pasado por tanto. Los pensamientos de Erik se cortaron el ver el edificio de su trabajo, las grandes letras azules con bordo blanco.

Laboratorios Tike.

– ¡Erik! – el Doctor Raven atacó inmediatamente una vez que Erik entró por esas puertas corredizas al vestíbulo – No te esperaba tan temprano..

– Bueno – Erik alzo los hombros – Quedamos a las 8 y son 8:20

– Pasa a mi oficina..

La oficina de Raven era minimalista, solo tenía un escritorio, sillas para los pacientes y muchas otras cosas que debería de tener, nada fuera de lugar, nada que fuera una ventana a su vida personal, nada.

– Te llame aquí porque me llegó una propuesta de trabajo para alguien que esté dispuesto a experimentar nuevas cosas.

– ¿Experimentar? – Arqueó una ceja.

– Laboratorios Tike trabaja con unos laboratorios nuevos pero de alguna forma más avanzados en el lado sur de Italia.

– ¿Quiere que vaya a Italia? – Una oleada de emoción invadió el cuerpo de Erik.

– Es tu decisión, no es obligatorio, pero sería una gran oportunidad para ti y eres uno de los mejores, también beneficiaria la reputación de los laboratorios aquí. Irías seis meses de prueba y si les gusta tu trabajo podrías quedarte.

– Si quiero ir, digo es una gran oportunidad y estoy dispuesto.

No había vuelta atrás, Erik estaba decidido a dar un cambio en su vida, empezar de cero, mudarse, una vida mejor... 


Mara no despertó por la luz del sol, ni porque era muy tarde. El olor familiar la hizo arrugar la nariz e incorporarse en la cama. Se puso una camiseta de Erik, sostuvo su cabello y salió de la habitación. El humo se esparcía por los pasillos, no había nadie en la cocina, no había nada en la estufa, ni en el horno, pero si en la sala. James estaba en una esquina viendo vídeos de Sigur ros en la computadora.

– Lo sabía pero no quería creerlo – Mara se recargó en la pared. 

Los ojos de James se abrieron más de lo normal, dejando ver un pequeño tono rojo y las venas cansadas de ellos, pausó el video

– No pensé que estuvieras aquí – pasó sus manos por el cabello y Mara se sentó a su lado.

– ¿Es demasiado temprano?

Habian pasado 20 minutos desde que James le había contestado y la lista de reproducción que el tenia para ese tipo de ocasiones seguía sonando. Fjögur píanó se reproducía , ese sujeto azulado y aforme en la pantalla. 

– Todos los artistas necesitan un poco de inspiración para ver esas cosas extraordinarias y coloridas, normalmente las mejores pinturas salieron gracias a un viaje – Mara alzó el brazo y James sonrió.

– ¿Picasso? ¿Dalí? ¿Van goh? ¿Monet? ¿Bacon?

– Si, si, si, si y si, solo debes de ver su pinta y sobre todo todas las cosas que decían, eso no lo haría una persona en sus cinco sentidos y llevando una vida normal. Podríamos ser hermanos. – James miro a Mara confundido, ella tenía la vista clavada en la pantalla de la computadora, parecía estar siendo abducida.

– ¿Qué?

– Casi no tengo amigos hombres – lo miró a los ojos.

–Eso me pasa un par de veces – Mara se puso de rodillas y tomó a James de las mejillas y junto su frente con la de él.

– Pero mírate, hasta nos parecemos, tenemos el cabello negro, la misma nariz, somos blancos, solo que tú tienes los ojos azules y yo verdes. Tal vez tu los heredaste de mamá, y yo de papá,

Era la primera vez que James escuchaba hablar tanto a Mara y le aterraba un poco el hecho de que Erik no estuviera ahí, pues en cualquier momento se tendría que ir y no quería dejarla sola, no paraba de hablar y de reírse.

– ¿Por qué te gusta Sigur Ros? Son tan bizarros, mejor escucha a Arcade Fire ¿los conoces?

– ¿Quién no?

– Pues ellos si te hacen dar un buen viaje.

Erik se quedó pasmado al ver a James apretado en una esquina del sillón y a Mara en la otra, ambos con la mirada en la pantalla, el cuarto olía demasiado raro, obviamente Erik reconoció el olor, caminó hasta la computadora y la cerró haciendo que ambos se sobresaltaran. La sonrisa de Mara se extendió de oreja a oreja y brincó por encima de la mesa de café, se colgó del cuello de Erik dándole un beso apasionado.

– ¿De quién fue la idea? – Mara señalo a James y soltó una risita – ¿No se suponía que tu entrevista de trabajo era hace 15 minutos?

– ¡Mierda!– James salió corriendo a su habitación.

Mara volvió a mirar a Erik, él notó sus ojos rojos y las pupilas demasiado dilatadas, tanto que no podías diferenciar casi el color verde de sus ojos. Mara se acercó a su oído y besó la parte baja para después susurrarle.

– No tengo ropa interior y ahora que se vaya James tendremos la casa para nosotros solos.

Obviamente estaba demasiado fuera de sí, por que dudaba enormemente que Mara le dijera eso en sus cinco sentidos y realmente no era como que esa idea no le tentara, vaya que le encantaba y en otra ocasión se hubiera sentado con los dos a disfrutar un poco, pero tenía trabajo que hacer y debía de hablar con Mara seriamente.

– Necesitamos hablar – Le dejó caer en el sillón y se agachó enfrente de ella – Y para eso necesito que estés en tus cinco sentidos.

– Ahora tengo seis – echó la cabeza para atrás mientras no dejaba de reír.

Estaban las personas que disfrutaban el viaje, las que alucinaban, las que no hacían nada y las que no dejaban de hablar, ella pertenecía a la última categoría.

– Bueno, me voy – James salió con la cara empapada y con una mochila toda rota, tomó las llaves de su auto, salía por la puerta sin escuchar a Erik diciéndole que era peligroso manejar así.

– Déjalo vivir Eriksooooon – Mara había abrió las piernas y Erik se las cerró rápidamente – Aburrido. 

– Sera mejor que te duermas antes de que me hagas hacer una tontería y pierda el hilo de lo que te iba a decir.

–Erik, Erik – unos cuantos mechones se escapaban de la coleta de Mara, esparciéndosele por su rostro, Erik los hizo un lado y besó su nariz – Te amo y te lo estoy diciendo conscientemente, no porque este viajando a mil años luz, esto no me pasa seguido, es que no lo había hecho en meses y me está pegando. Mara cerró los ojos y antes de que cayera para atrás y se pegara en el respaldo del sillón, Erik la agarró por la nuca. Había quedado profundamente dormida como era de esperarse, la cargó hasta llevarla a la recamara, le deshizo la coleta y la acostó.

– Tengo que llevarte a un lugar – le dijo Mara entre balbuceos mientras se abrazaba a él.

– ¿Si? – Sonrió – ¿A dónde?

– Es sorpresa, lo sabrás en cuanto despierte.

Mara #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora