Erik soltó una pequeña risa, cambió su expresión al ver las lágrimas de Mara escurriendo por sus mejillas, se hizo sangrar el labio ¿Por qué Mara bromearía sobre algo así? Sentía un sabor agrio en la boca, creería que se rompería los dientes de la presión, creció en él una furia inmensa, pensar qué Mara estuvo expuesta, le daba asco el tan solo imaginar a alguien tratándola con tanta agresividad y lastimándole.
– Será mejor que te vayas.
Erik se quedó pasmado después de esa confesión y Mara no soportaba verlo con esa cara, sabía que lo había arruinado, Erik ni siquiera le dijo nada, aunque ni siquiera ella sabía qué tenía que decir. Mara se levantó del sofá y caminó nerviosa por toda la habitación esperando que Erik se esfumara, al ver esto él salió de su pequeño trance y tomó a Mara de la muñeca acorralándola contra la pared. Mara alzó la mirada lentamente, no había visto tanta furia acumulada en tan hermosos ojos avellana, la última vez que vio algo así fue en los deslavados ojos azules de Marco cuando la sometió en la misma posición.
– ¿Cómo fue? ¿Quién fue? – decía Erik entre dientes, eran tantas preguntas, quería saberlo todo, quería acabar con él.
– A ti que te importa – Mara sonrió de una forma amarga que le supo en la punta de la lengua a Erik.
– Me importa y mucho.
– Fue el día que llegue, yo simplemente pase por un callejón y un imbécil me dio un golpe que me hizo caer al suelo, no recuerdo nada de esa noche, me drogaron, así que no pude sentir nada. – Se zafó de su agarre
Decidió ocultar la verdad, porque si Erik sabia de quien se trataba querría ir a buscarlo y golpearlo hasta dejarlo inconsciente o aun peor, matarlo. Además no quería volver a ver a Marco, quería dejar ese tema de lado, como si no hubiera pasado, aunque las marcas de su cuerpo dijeran todo lo contrario.
– ¿No sabes quién fue? ¿Fuiste al hospital? – Mara lo miró con el ceño fruncido - Para ver si no te contagiaron algo, alguna infección o aun peor si estas embarazada.
Esto último hizo que a Mara le doliera el pecho, si tan solo Erik supiera que estaba embarazada de él, pero ya no más.
– No sé quién fue, y si ya fui al hospital y todo salió bien – tragó saliva.
Erik llevó sus manos a la cabeza, caminaba en círculos desesperado alrededor de la habitación
– Tenemos que ir a denunciarlo a la policía.
– ¿Tenemos? – arrugó la nariz - Perdón, no sabía que tú también eras el afectado en esto, no sabía que también habían abusado de ti.
– ¿De qué hablas? – soltó una risa frustrada.
– ¡Tú no eres el que tuvo que aguantar ese golpe, o incluso no tienes que vivir con la maldita idea de que mierda hicieron contigo toda esa noche por que estabas malditamente inconsciente, no sé qué hicieron con mi cuerpo, solamente desperté en una maldita habitación vacía, en un colchón asqueroso y repleto de sangre. No pretendas que te duele todo esto y quieres hacer algo, por que no tienes que cargar con estas marcas y verte todos los días al espejo y querer vomitarte!
– ¿Crees que no me duele? Me duele verte así Mara, me duele que estés sufriendo, me duele que te haya pasado todo eso, no puedo verte de esa forma, y me hace odiarme a mí mismo porque te deje ir aun cuando me decías que no, porque pude protegerte, pude evitar que estuvieras en ese lugar en ese instante y nada de eso hubiera pasado. No hables como si no me importaras, porque sabes que lo haces, sabes que te amo y sabes que quiero ir a matar a ese maldito hijo de puta que te hizo todo eso, quiero matar a cualquier idiota que te pongas las manos encima.
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Mara #1
PoetryEra bella, elástica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la espalda y un aura de antigüedad que lo mismo podía ser de Indonesia que de los Andes. - Gabriel García Márquez