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Mara entró al edificio, desde que le pagaron pasaba a comprar aperitivos y postres. El sol se se ocultaba en el horizonte, Ramona la encontró a la mitad de las escaleras y la jaló hasta su departamento. 

– ¿Qué te pasa? –chilló al momento de entrar con su amiga. Ramona la sentó en el sofá y le quitó lo que traía en la mano.

– A que no sabes quién te vino a buscar.

– Nadie pudo venir a buscarme – entrecerró los ojos y se rascó el cuello – Acabo de cambiarme hace unos días, eres la única que sabe que vivo aquí.

– Bueno, hay una persona que si sabe dónde vives, la única a la que has traído aquí.

El recuerdo golpeó su cabeza, inmediatamente los ojos se le pusieron como platos y se incorporó nerviosa en el sofá.

–Mientes –Ramona la veía con una gran sonrisa.

–¿Por qué lo haría? Dios mío Mara, el chico está buenísimo ¿Por qué no lo dijiste antes?

–Realmente no lo creí necesario – Arrugó la nariz.

– ¡Ve y búscalo! – Ramona le dio un leve empujón.

– ¿Yo? – Soltó una pequeña risa – ¿Para qué?

–Porque te estas muriendo por ir a buscarlo ¿lo dejaras ir?

De algo estaba segura es que jamás podría perder a Erik, porque nunca estuvieron juntos.

–Ya sé que puedes usar para ir a buscarlo

Ramona se levantó entusiasmada y abrió la puerta de su closet. Mara la siguió un poco dudosa, finalmente después de tirar demasiada ropa al piso extendió un vestido verde oscuro delante de ella. 

– ¿Estas bromeando?

–¡Claro que no! Y es definitivamente tu estilo Mara.

Mara tomó el vestido en sus manos y se tiró en la alfombra poniéndolo sobre su cara, el pequeño chihuahua corrió hacia ella y comenzó a lamerle toda la cara. No hizo nada, solo cerró los ojos, Ramona se sentó a su lado y la miró con el ceño fruncido.

– ¿Estás dejando que el perro te lama la cara?

–Creo que sí.

–¿Qué tiene Erik? –Mara la miro extrañada – Me refiero a que jamás te pones así y ahora estas toda nerviosa o no sé qué carajo pasa. 

–No lo sé, él me escucha –puso los ojos en blanco cuando dijo eso – Digo, los chicos me escuchan, pero al mismo tiempo están pensando en lo que va a pasar después ¿entiendes? No digo que Erik no lo haya pensado, pero aparte también le importa lo que le estoy diciendo y a veces es tan frustrante porque siento que quiere saber más y no sé qué hacer, nadie me había preguntado por mas.

–No entiendo. Estoy segura que tienes una idea de lo que sientes pero no estas lista o no sabes cómo explicarlo.

–Tal vez – Se sentó en la alfombra frente a Ramona – ¿Qué tal si voy y no me quiere ver?

–Mara, vino a buscarte, la única razón por la que se fue es porque no estabas.

Mara soltó una carcajada, tal vez no debía de esperar a que Erik viniera a buscarla, tal vez ella debería de ir a buscarlo.

– ¿Crees que en verdad debo ir?

Ramona le acarició el cabello y asintió tiernamente

–Es mejor ir y tal vez aceptar que te quiere o no, en lugar de quedarte aquí y pensar toda la vida lo que pudo haber pasado.

                                                                                              ***

Mara llevaba un buen tiempo en la tina, los dedos se le pusieron como pasas y el cabello mojado se le pegaba a la cara. Su mirada estaba clavada en algún punto muerto de la habitación del baño, finalmente dejó que las burbujas cayeran y caminó enrollado con una toalla hacia su habitación. Secó su cabello dejándolo en unas perfectas ondas cortas, se puso unas medias delgadas de color negro y encima el vestido verde oscuro que Ramona le había prestado. Se miró en el espejo, decidió ponerse un poco de rubor en las mejillas y rímel para agrandar sus ojos, aplico el labial rojo carmín en sus delgados labios. A juzgar por el espejo se veía bien, pero por dentro se estaba desmoronando. 

Aseguró la puerta y comenzó a bajar las escaleras lentamente evitando llegar como desesperada a la puerta. Ramona salió de su departamento, se quedaron viendo por unos segundos.

–Todo va a salir bien Mara, él te va a corresponder.

–Tengo miedo Ramona –se mordió el labio ¿en serio había dicho eso?

–Mara, no conozco a Erik, pero honestamente dudo que sea como uno de esos parásitos con los que sueles estar - Mara tenía clavó la mirada en el piso –Dime, ¿cuántos de ellos han corrido detrás de ti?

–Ninguno – Murmuró dolida

– Eres hermosa y sé que lo sabes y por lo mismo tu inseguridad, crees que por que todos solo quieren estar contigo de cierta forma, los demás igual y Erik quiere estar contigo en cualquier sentido.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Mara al escuchar eso. Se lanzó a sus brazos y hundió la cara en el cuello de su amiga. 

–Además – Dijo Ramona – Un corazón roto jamás ha matado a nadie. Ya has estado enamorada antes.

–Era una niña –se separó de ella y miró hacia la puerta

–Será mejor que te vayas, deja de perder el tiempo.

Ramona empujó a Mara por las escaleras. Salió del edificio y caminó hasta tomar un taxi, comenzó a arrepentirse una vez en el asiento trasero. 

– ¿A dónde la llevo señorita?

La voz del conductor la sacó de su transe, debía de ser fuerte, ya no había vuelta atrás,

–Edificios Holloway.

Justo cuando el auto comenzó a avanzar, el vientre de Mara se sintió pesado, soltó una risa casi muda y se abrazó. Si Erik le correspondía, no dejaría ir esa oportunidad, se fundirá en sus brazos y se quedaría ahí toda su vida si fuera necesario.

–Hemos llegado. 

Mara #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora