Escuchar al señor Lowell era cansado, jamás creyó que una cita con el mejor postor para sus obras se tornaría tan ridículo.
–No puedo darte una gran cantidad, entiendelo. Tus obras no tienen mucho valor– Le dijo tomando un sorbo a su vino, ya estaba algo borracho – A menos que...
– No – Le contesto asqueada antes de dejarlo terminar – ¿Sabe? tengo que ir a ver algunas cosas, si quiere comprarlo solo deposite el dinero, no le pediré más y espero que usted tampoco, con su permiso.
Esquivó a la gente que se acumulaba en el pasillo, pidió un vino blanco y se recargo en la mesa. Nadie más que Lowell se había acercado a preguntar sobre su trabajo, todos tenían ofertas y eso la hizo sentir patética. Sabía que no era tan buena y que ni siquiera tenía un estilo definido.
– ¿Mara? – Se sobresaltó al ver a Tanzie acercándose a ella.
–¿Hola? – Trató de ignorarla, su mera presencia la incomodaba – ¿Cómo vas esta noche?
–Los he vendido – Le dijo con una sonrisa burlona – Ambos.
–Me alegro – Otro sorbo de vino, esto era para ponerse a llorar.
–Iremos a celebrar con los demás al finalizar – Soltó una risita – Bien, te veo luego.
No esperaba que la invitara ¿Por qué lo harían? No eran sus amigos, Mara se llevaba con otro tipo de personas, tampoco entendía por qué Tanzie se había vuelto tan pesada con ella cuando antes era simpática. Respecto a su arte; no se vendió, Lowell se fue después de lo que Mara le dijo, todos vendieron al menos un cuadro y ella nada.
No le interesaba precisamente el dinero, simplemente gracias a las desafortunadas circunstancias, lo necesitaba. En otro escenario le daría igual que no se vendiera, sabía que podía hacer obras mejores, pero con todo lo que estaba pasando tenía el mundo hecho un caos.
La lluvia cayó y la pequeña galería iba a cerrar. Tomó sus lienzos, se ajustó la chamarra y se dispuso a desaparecer.
– ¡Mara! –. La llamó el señor iglesias – Lo siento tanto.
–Descuide – Alzó los hombros – Creí que el señor Lowell los compraría, pero me insinuó otras cosas que... – negó exasperada – No importa.
–Lo entiendo – Asintió rascándose el cuello – Si yo tuviera tan solo la mitad de lo que cuestan...
–Oh, no se preocupe – Sonrió – Puedo obsequiarle uno. Al final es la unica persona que realmente cree en mí.
–No, no, yo sé que puedes venderlos, solo ten paciencia, tienes talento Mara.
Mara asintió y con la mano se despidió de su profesor, se ajustó la chaqueta, se aferró a los lienzos para salir a la lluvia torrencial. Las gotas golpeteaban su rostro, comenzó a empaparse, su peinado se destrozó y el cabello se le revolvía en las sienes. Buscó un taxi con la mirada, las estúpidas botas de tacón y sus manos torpes se enredaron haciendo que tropezara. Su bolso cayó y el celular salió disparado en dirección a la carretera.
–Mierda – Susurró.
Lo guardó en su bolso sin revisarlo, un extraño recogió sus lienzos. Alzó la mirada para encontrarse a un chico de cabello negro y ojos azules que la miraba divertido dentro de una capucha.
– ¿Estas bien? – Asintió él alejó sus cosas de su alcance. – ¿Necesitas un aventón?
Señaló con la barbilla una Ford edge negra aparcada a un lado, Mara entrecerró los ojos y después lo miró desconfiada.
– Ni siquiera te conozco.
– Tal vez no a mí, pero si conoces a mi amigo – Volvió a mirar y vio a Erik saludandola dentro del auto.
–Tampoco lo conozco – Negó – Digo he hablado con él, pero podría ser un asesino.
–¿Acaso nos vemos como posibles psicópatas? – Arrugó la nariz – Además tengo novia y él también.
–Aguarda – Se acercó a James, su cabello empapado comenzaba a escurrir por su rostro – ¿Tú eres el novio de Tanzie Jensen?
–El mismo – Respondió orgulloso – Me encantaría seguir conversando contigo, pero nos estamos mojando y mañana tendremos un resfriado.
Mara dudó, no conocía a esos dos, pero tal vez si las cosas se tornaban algo raras podría aventarse de la camioneta y arriesgarse a morir. Se metió a la parte trasera, estaba totalmente empapada, vio como james metía los cuadros a la cajuela. El auto empezó a andar y ella intentó revivir su teléfono celular ¡Servía! lamentablemente, Ramona no contestaba.
–¿Y a dónde te llevamos? –. Le preguntó James.
–No lo sé – Se quedó pensativa – ¿Podrían prestarme ropa limpia?
Ambos se miraron sorprendidos, Erik mantuvo los ojos en el camino. James se volteó para cuestionarla.
–No sabes si podemos ser asesinos.
Mara suspiró exasperada y escurrió un mechón de cabello.
–No los conozco, pero conozco a Tanzie y sé que si ella se llega a enterar que estás hablando conmigo o cualquier cosa que tenga que me involucre te cortara las pelotas – James se quedó pasmado – Y tú, – Señaló a Erik – Sé que también tienes novia, evidentemente eso no los exenta de nada pero solo necesito ropa limpia, tal vez un sillón y tengo gas lacrimógeno en mi bolso, así que no intenten nada.
James se quedó callado, y Erik simplemente no abrió la boca. Mara quería confiar en ellos aunque la idea de quedarse con ellos era algo loca, no tenía ni siquiera llaves del departamento de Ramona y cuando su amiga no contestaba el teléfono significaba dos cosas.
1._ Teo había llegado
2._ Estaba en un bar
Cualquiera de las dos la perjudicaba, pero de algo estaba segura, esta noche la pasaría con unos desconocidos.
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Mara #1
PoetryEra bella, elástica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la espalda y un aura de antigüedad que lo mismo podía ser de Indonesia que de los Andes. - Gabriel García Márquez