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Esa mañana Mara optó por ponerse un suéter azul marino de manga larga, unos jeans y unas botas negras, se sentó en la barra de cocina con Ramona y se llevó un trozo de pastel a la boca. 

– Lo siento por no contestarte ayer – Le sirvió café – Es que ya llegó, le comenté sobre quedarte unos días pero no funciono. 

–Descuida – Le hizo un gesto con la mano para que lo olvidara – Lo entiendo, debe ser muy incómodo tener intimidad con tu novio cuando tu amiga esta en la sala.

Ambas soltaron una carcajada, sabía que Ramona la dejaría quedar un par de días, pero Mara no tenía ni la mínima idea de cuánto tiempo seguiría sin departamento. Tampoco le gustaba eso de estar invadiendo el espacio de los demás, ella tampoco lo toleraría.

–Ya se me ocurrirá algo, pero necesito un favor – Se mordió el labio nerviosa – ¿Puedes guardar mis lienzos aquí? Creo que será más fácil encontrar un lugar sin llevar todas estas cosas.

–Por supuesto – Le sonrió – Aquí estarán a salvo.

–Entonces los traeré mañana.

Guardó un par de cosas en su maleta, ya sabía a quién le podría pedir un lugar para dormir, solo necesitaría aquel sillón y toda la mañana desaparecería, ni siquiera conocía a los chicos, pero le habían brindado su ayuda, y se miraban divertidos. Había perdido la razón ¿dormir en casa de extraños? Perfecto, pero las circunstancias lo ameritaba.

Erik lavaba sus dientes, se alistó para entregarle sus lienzos a Mara e irse rápidamente a buscar a Ágata. El timbre sonó, tomó su chaqueta y la dejó recargada en la mesa, cuando abrió la puerta Mara apareció ahí con una sonrisa.

–¿Puedo hablar contigo?– preguntó nerviosa inspeccionaba la habitación tratando de parecer casual.

–Claro – Alzó los hombros y se sentó en el sofá.

–Bien – Suspiró – Sé que no me conoces, o sea si me conoces, pero no sabes nada de mi vida y lo único que se de ti es tu nombre, que vives aquí con James, eres amigo de Tanzie pero necesito un enorme favor. 

Erik la alentó a qué siguiera hablando. 

– ¿Recuerdas que te dije que no tenía casa temporalmente? – Él asintió confundido – Pues necesito que me prestes tu sofá para dormir, es raro, lo sé, pero solo dormiré. Llegaré a casa como eso de las nueve y me iré antes de las ocho, no necesito una llave solo un lugar donde pasar la noche.

– ¿Quieres dormir aquí?

– En el sofá en realidad, prometo que no haré nada,  solo tengo 300 euros para sobrevivir en lo que me dan el cheque, solo dios sabe cuándo será eso.

–Mira no lo sé, debo hablarle con James primero – Se levantó del sofá – Pero puedes quedarte esta noche, James dormirá en casa de Tanzie y yo saldré, probablemente llegue tarde.

A Mara se le iluminó la mirada, se levantó de un salto y le dio un fuerte abrazo a Erik, a ambos los tomó por sorpresa. Erik decidió confiar en ella, no creía llegar a casa y encontrar todo el departamento desalojado o una banda de matones dentro, si su desconfianza se apoderaba de él, dios sabe dónde Mara hubiera pasado la noche y su madre siempre le había enseñado a ser solidario con los demás, siempre.

¿Qué demonios acababa de hacer?

Ágata se mantuvo seria durante toda la película, cuando salieron no dijo nada, tampoco durante todo el camino, solo se mantuvo ocupada en el celular.

–¿Pasa algo? – Le preguntó Erik sin apartar la mirada del camino

– Mmm no ¿por? – Lo miró confundida.

–Tu actitud, casi no has hablado.

–Estábamos en el cine Erik – Puso los ojos en blanco – No se supone que debamos hablar.

–Bien, ¿estarás de distante toda la semana? ¿Estarás distante siempre? ¿Qué quieres que te diga Ágata? ¿Qué nos vamos a casar hoy y mañana tendremos cinco hijos?

–!No es eso! Pero no debías de romperle la ilusión a mi madre.

– ¡Es increíble! – Pegó en el volante y ella se sobresaltó – ¿Vas a cuidar un bebé mientras estudiamos? En lo personal yo no tengo tiempo, tu mamá iba a creer que soy un hijo de puta y no lo soy solo porque tengo 25 años y no he pensado en un futuro con mi novia.

–¡Ella no quería que nos casáramos al instante! – Chilló frustrada – ¿Jamás has pensado en un futuro los dos juntos?

– Ni siquiera he pensado lo que voy a desayunar mañana, deberías vivir y dejar de preocuparte por eso.

–¡Es que nunca piensas nada! – Gritó – Creo que deberíamos darnos un tiempo.

Erik  frenó casi a punto de llegar al hotel de Ágata, ella tensó la mandíbula y ni siquiera le regresó la mirada, ni siquiera quería llorar, él tampoco quería decir nada.

– Bien, si eso es lo que quieres, vas a tirar esto a la mierda solo porque no he pensado en mí  boda contigo ¿Cuántos años tienes, 15?

Ágata azotó la puerta detrás de ella al salir del auto, Erik la siguió.

– ¿A dónde vas? – Le gritó varios pasos detrás de ella.

– ¡A mi casa! Y no te quiero ver en un largo tiempo ¿escuchaste? Terminamos.

Erik se paralizó, se aseguró de que entrara al hotel, recargó la cabeza en sus manos, no sabía si debía sentirse aliviado de no tener esa presión de estar bien con Ágata o triste porque la quería, pero la situación ya se había salido de control.

Mara #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora