–¿Dónde estabas? – Preguntó Ramona a Mara cuando salió del bar poniéndose su chaqueta.
–Les dije que iba por un trago, cuando regresé a la mesa, ya no estaban – La miró molesta –Gracias.
–Ese bar es una porquería, prefiero los de mala muerte – Agitó su castaño cabello detrás de ella – Vámonos, conozco otro.
–Creo que mejor me iré a casa – La tomó del brazo para detenerla – Mañana tengo que entregar mi trabajo y no he terminado.
–Fúmate algo y lo terminas – Le besó la frente – Ve con cuidado Mara ¡Te amo!
Metió las manos en su chaqueta, no le aterraba caminar sola por las calles a altas horas de la madrugada, estaba acostumbrada a eso. En Londres existía la inseguridad, pero era extraño y no le temía al destino. Pensaba en el trabajo que debía entregar el día de mañana, estaba haciendo una versión gótica de "El suicidio de Dorothy Hale", su obra favorita de Kahlo. Al otro día después de clases tendría que ir a buscar a Marco, debía de pagarle el cheque.
Prendió la luz al llegar a su departamento, los lienzos se esparcían por toda la habitación, había un gran ventanal en la parte de arriba que mantenía el estudio iluminado, lo único que ocupaba la gran sala era un viejo sofá rojo. Mara se quitó la chaqueta y los skinny jeans, pensaba que trabajaba mejor en ropa interior, miró su gran obra delante de la ventana, prendió un cigarrillo, se sentó en el banco frente a ella y comenzó a examinarla.
El humo escapaba de su boca despintada, la obra estaba casi terminada, tomó la estampilla que tenía a un lado, lo único que le faltaba eran unos retoques azules. Recargó el lienzo y tomó un lápiz de grafito negro, se abrazó las rodillas y absorbió con fuerza el tabaco. Comenzó a trazar ligeramente sobre él, y al finalizar saboreó el contorno de un rostro, el rostro que había visto hace unas horas, tan delicado, con unos rasgos bien definidos.
Sonrió al recordarlo, trazo la escasa barba cobriza , no dibujo mucho; ni ojos, ni la boca, simplemente el contorno. Caminó hasta el tocadiscos arrumbado en una esquina y bjork llenó el departamento con su melodiosa voz, dio de vueltas por toda la habitación descalza, le encantaba sentir la madera bajo sus dedos. Bailó toda la noche hasta que se quedó profundamente dormida en el sofá.
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Mara #1
PoetryEra bella, elástica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la espalda y un aura de antigüedad que lo mismo podía ser de Indonesia que de los Andes. - Gabriel García Márquez