🌼Capítulo 13🌼

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Bajo un ardiente sol que amenazaba con quemar a cualquiera que osara enfrentarlo sin protección alguna, Minnie se encontraba recolectando algunas verduras en los huertos, zanahorias principalmente.

Y el único objeto que lo protegía del furioso sol, era un sombrero desgastado de paja que aplastaba sus peludas orejitas, las cuales le dolían ante la presión y el calor encerrado, pero si no lo usaba entonces su cabeza se quemaba.

Su colita en vez de estar en el exterior como siempre, se encontraba rodeado su abdomen, escondiéndose de los demás y solo provocando más calor para el dulce chico.

Pero Minnie simplemente ya no podía exponer algo tan feo hacia otras personas, no era justo que tuvieran que apreciar constantemente a alguien tan feo y horroroso como él, ellos habían llegado primeros que él.

Y de pura vergüenza, el pequeño híbrido se había saltado hasta el desayuno esa mañana, demasiado avergonzado por haber obligado a alguien tan bueno como Yoongi a soportar su presencia, por haber estado a su lado cuando no tenía derecho alguno.

Como le habían dicho, alguien tan perfecto como el señor chocolate no tenía por qué estar con un fenómeno como él.

Ya lo había comprendido, pero el comprenderlo no significaba que doliera menos, porque su pechito seguía con aquella presión extraña que apenas le dejaba respirar, siendo cada vez más doloroso que el anterior.

Con solo una mañana esquivando al gran oso, y ya podía decir que lo extrañaba a horrores.

Y lo peor de todo, es que estaba siendo un mal niño.

El único trabajo que le habían dado a él fue el recolectar los huevos de las mamás gallinas y alimentar a los pollitos junto a las ovejas, pero como el hacer ese trabajo significaría que estaría cerca de la casa y de paso viendo constantemente a Yoongi, se había ido lo más alejado que pudo, terminando en los cultivos de la granja.

Para su suerte, el nuevo capataz ni siquiera le había preguntado algo, solo le entregó una canasta de mimbre y señaló las verduras que tenía que recolectar, dejándolo solo al igual que los demás.

Estornudando, Jimin movió su pequeña naricita y se detuvo un momento sentándose en el suelo. Quitándose uno de los guantes pasó su mano desnuda contra su frente, limpiando algo de sudor con ello.

—Aquí estás —exclamó una voz a su costado, sobresaltándolo ligeramente.

Mirando hacia la izquierda y alzando ligeramente su cabeza, Minnie contempló a su amigo Jin observarle con el ceño fruncido.

—Te he estado buscando —refunfuñó agachándose a su lado—. Te busqué en el gallinero, en los corrales, en la casa principal y en el granero, pero no estabas —expresó.

—Uhm... Minnie querer recoger verduras —explicó señalando las zanahorias.

—No creo que sea el trabajo más agradable con este sol —expresó SeokJin observando a su alrededor—. Solo estás tú, Jimin.

—¿Minnie solo? —preguntó observando a su alrededor, percatándose de que de hecho, el omega tenía razón.

En el extenso lugar, él era el único que se encontraba trabajado bajo un extravagante sol.

—Ven, tomate un descanso y vayamos a hablar bajo la sombra de ese árbol —indicó levantándose, señalando no muy lejos de ellos.

Con pesar y mucho cansancio, el pequeño hombrecito se levantó del suelo y siguió a su amigo llevándose con él su canasta llena de zanahorias.

🌼Cutie Pie🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora