🌼Capítulo 1🌼

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Encerrado en su pequeño cuarto de cuatro paredes, Minnie se encontraba sentado sobre su cama, la cual consistía en un desgastado cubrecama junto a otras mantas viejas que estaban reunidas en el suelo.

Con sus piernas flectadas al interior, un libro de un cuento infantil viejo y desgastado que había visto mejores años reposaba en el hueco entre ellas.

Con ojitos maravillados, Minnie intentaba leer las pocas palabras ilustradas con bonitos y coloridos dibujos infantiles de un osito bebé y su familia.

Jimin ya sabía de qué iba a la historia, que era lo que iba a ocurrir y cómo terminaba, pero eso no significaba que no le encarara leerlo una y otra vez.

—¡Fenómeno! —gritó una molesta voz que sobresaltó al pequeño castaño con destellos rubios y rojos que, lamentablemente no se podían apreciar debido a la suciedad en este.

Cerrando el libro rápidamente, el pequeño shifter ardilla lo escondió bajo su trasero para que no se lo quitaran y observó en dirección a la puerta justo a tiempo para cuando esta fue abierta.

Sin aviso, ropa fue lanzada sobre su cara y el pequeño Jimin la contempló curioso antes de mirar a su primo Yesung, esperando.

—Agh, desagradable —pronuncio con tan solo verlo—. Lávate el rostro, ponte esa ropa para cubrir tu feo cuerpo y ocupa un maldito gorro para ocultar esas estúpidas orejas —le gruñó—. Y más te vale esconder también esa cola tuya, ni se te ocurra hacerle un hoyo a esos pantalones, ¿entiendes?

Sus peludas orejitas intentaron aplanarse más contra su cabeza en un intento de ocultarse antes las palabras del alfa.

En silencio, Minnie asintió tomando rápidamente un gorro que estaba entre la ropa para colocarlo sobre su cabeza, ocultando sus orejitas peludas que permanecían afuera entre su cabello desde el día que había nacido.

Con la puerta cerrándose, Jimin se quitó los pantalones cortos y se colocó los nuevos y limpios cubriendo los bonitos colores entre violeta, azul y verde que cubrían toda la extensión de sus piernas.

Ellos eran bonitos, casi parecidos como los crayones de cera que le regaló su tío por portarse bien, pero también le dolían mucho a Minnie y no podía dibujar con ellos, solo por eso no le gustaban tanto en realidad.

Quitándose la sucia camiseta sin mangas, el pequeño y delgado chico tomó la sudadera y se la colocó con cuidado, cubriendo los otros hematomas que pintaban su torso, espalda y brazos.

Levantándose del suelo, hizo un puchero debido al dolor en su cuerpo y levantó la sudadera con sus pequeñas manos para que su peluda colita rodeara su cintura, entonces bajó la prenda para ocultarla bien.

Siendo que tanto la sudadera como los pantalones le quedaban grandes, su cola rodeando su cintura sirvió como un excelente cinturón, evitando así que los pantalones se le cayeran y ni siquiera se notaba que sucedía.

—¡Retrasado! ¡Sal ya de ahí! —gritó Yesung, logrando que Jimin saliera inmediatamente del pequeño cuarto sin ventana que estaba al lado de la cocina y bajo las escaleras.

—Lávate el rostro, Jimin —demandó su tío al verlo, aspirando distraídamente un cigarrillo.

Minnie tosió un poco por el humo encerrado en la casa y se dirigió a la cocina para obedecer a los dos alfas.

Dando el agua, juntó sus dos manos bajo ella y luego las llevó contra su rostro, intentando quitar cualquier suciedad que había en este.

—Suficiente fenómeno, el agua no es barata —le gruñó su tío.

🌼Cutie Pie🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora