Odelia Baumeister y Levi Ackerman, cada uno a su manera y, no obstante, de forma muy semejante, deben ayudarse y madurar para superar las crisis de un mundo lleno de titanes y aprender de sus errores para poder encararse en un futuro común, superand...
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Dos hileras enemigas se miraban fijamente, ansiados por saber aquel que viviría para poder dar un grito de victoria a la batalla que desde hace años los humanos dentro de las murallas habían perdido. Un paso doloroso por avanzar para poder cumplir la meta de la esperanza de la humanidad.
Todos los soldados estaban reunidos encima de la Muralla, observando cómo sus enemigos comenzaban a acorrarlarlos.
—Erwin —llamó el azabache con su mirada clavada en el gigante armado—, el titán acorazado está viniendo hacia aquí.
Tanto Odelia como Levi notaron la ausencia de Erwin en ese momento. Desesperada, Odelia gritó con todas sus fuerzas a sus demás compañeros, en busca de llamar la atención del rubio:
—¡¡Todos, eviten luchar contra el titán acorazado!! ¡¡No se acerquen a él!!
—¡Sí, señora! —se escuchó al unísono la obediencia inmediata de todos los soldados.
Tras soltar un largo y pesado suspiro, Odelia tomó total atención en sus enemigos que tenía al frente, cruzando miradas con el gigante bestia, para después pasar al cuadrúpedo. Miró con atención a Erwin en busca de una orden, ambos conectaron sus miradas, sabiendo que estaban pensando en lo mismo.
—Ese titán que está en cuatro patas probablemente también tenga la capacidad de pensar —por fin habló Erwin, Odelia dirigió de nuevo su atención en los titanes.
—Parece que las fuerzas enemigas son más de lo que creímos —consideró Odelia en bajos susurros.
Un estruendo en el suelo seguido de un grito ensordecedor llamó la atención de todos los humanos presentes, observando con terror cómo el titán bestia ordenaba de un solo golpe al piso a los titanes moverse en dirección donde todos ellos se encontraban.
Momentos cruciales permanecían en silencio por parte de los dos soldados, siendo observados con desesperación y preocupación por parte de cierto azabache.
—¿Al fin dirán alguna cosa? Debí haber desayunado antes —comentó en un tono sarcástico el molesto Levi.
—¡La unidad de Dirk, la de Marlene y la unidad de Odelia, diríjanse a la puerta central, donde está la unidad de Klaas y protejan a los caballos a toda costa! ¡La unidad de Levi y de Hange deben reducir al gigante acorazado! —ordenó el rubio— ¡Sigan las órdenes de sus líderes, usen las bengalas y cumplan con sus misiones, sin importar qué! ¡Es hora! ¡En esta pelea en futuro de la humanidad está en juego aquí! ¡ESTE ES EL MOMENTO PARA PROTEGER SUS CORAZONES A LA HUMANIDAD!
Todos comenzaron a bajar gracias a sus equipos tridimensionales a las respectivas tareas que tenían de dirigirse a proteger los caballos. Odelia dirigió su mirada hacia su escuadrón, todos ellos asintieron decididos y comenzaron a correr para reunirse.
Odelia se sintió consternada al sentir el brazo del rubio deteniéndola.
—¿Erwin? —llamó con voz débil Odelia, mirando al rubio estoico, mientras esperaba que su escuadrón fuera hasta ellos.