Odelia Baumeister y Levi Ackerman, cada uno a su manera y, no obstante, de forma muy semejante, deben ayudarse y madurar para superar las crisis de un mundo lleno de titanes y aprender de sus errores para poder encararse en un futuro común, superand...
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Pronto concurrió un mes donde además de entrenamientos, Odelia conocía poco a poco a sus subordinados, aunque para ese tiempo ya no los debía así. Nuevamente, esta expedición le recordaba en miedo de perder ante los titanes y sucumbir como sus presas.
—¿Cómo se sienten, chicos? —saludó Odelia a su escuadrón y el de Levi, quienes comenzaban a tomar a sus caballos.
—Buenos días, capitana —sonrió Petra—. Estaremos bien todos juntos, y con la ayuda de Eren podremos avanzar.
A pesar de que no lo demostraba, la castaña estaba feliz del progreso que tuvieron ambos escuadrones, cada vez que podían, entrenaban entre todos, comenzando a conocerse mejor.
—Tch. No mueran, novatos —habló Auruo a los soldados nuevos, Artis no despegaba su mirada de él, dejándolo algo incómodo a él y Petra.
—Lo mismo digo —agregó con su común tono de voz, sin embargo, en la mirada de la ojiambar se notaba un sentimiento de preocupación. Hasta que los miembros del escuadrón de operaciones especiales se fueron, Connor se dirigió a la pelicobre junto a Ondine.
—¿Estás bien? Casi siempre estás con cara de odio, pero ahora te ves de peor manera, ¿te sientes mal? —colocó una mano sobre la frente de la chica—. No te preocupes, Auruo y los demás estarán bien, ya te le puedes declarar después, nosotros te ayudamos —guiño.
Alejó su cabeza del toque del chico y se giró a tomar a su caballo, evitando que vieran su sonrojo.
—¡Q-qué tonterías dices, idiota! —se alejó la pelicobre del lugar, dejando al par de amigos confusos—. Pero tengo un mal presentimiento de esto —susurró lo último.
—Samuel —llamó Odelia dejando de lado la escena que hacían los otros tres—. ¿Cómo te sientes? Es importante que nos tengamos confianza, hoy saldremos de las murallas y necesitamos estar bien, pueden confiar en mí, lo que necesiten, ¿entendido? —colocó una mano sobre el hombro del chico, quien asintió con firmeza y serenidad—. Bien, a formación.
Cada uno montó a su caballo y comenzaron a galopar lentamente hacia la formación, según les había indicado Erwin en el plan de vanguardia. A lo lejos observó al par de amigos: Levi y Hange, tan diferentes pero con la misma determinación. Inclinó la cabeza en forma de saludo y el pelinegro le respondió de la misma manera, mientras que la otra castaña agitaba su mano con emoción, cual niña pequeña.
—¡Finalmente! ¡A partir de aquí la humanidad dará un paso más al frente! ¡Muestrenme ahora los resultados de su entrenamiento! —exclamó el comandante Erwin Smith al frente de la puerta del distrito Karanesse, era aquel día de la expedición donde sería la primera prueba fuera de las murallas para el chico titán Eren Jaeger— ¡Comienza la apertura de las puertas! —tras su orden, la compuerta comenzó a elevarse, dejando frente a ellos una luz proveniente del exterior— ¡Inicia la expedición número 57 más allá de las murallas del Cuerpo de Exploración! ¡Al frente! ¡Avancen!