Capítulo 61

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Mientras los corazones de los soldados jóvenes rebosaban de felicidad, el corazón de un adulto se derrumbaba, mientras que su acompañante comenzaba a buscar la verdadera realidad de su nueva y dolorosa vida

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Mientras los corazones de los soldados jóvenes rebosaban de felicidad, el corazón de un adulto se derrumbaba, mientras que su acompañante comenzaba a buscar la verdadera realidad de su nueva y dolorosa vida.

Su mano dolía mientras parecía que con cada minuto empeoraba. Odelia alzó su mano para observar su herida: la piel de su palma parecía no poder mantenerse en su lugar, desgarrándose con cada ligero movimiento que hacía permitiendo que incluso se viera la parte interna de su mano. Sin embargo, Odelia no podía salir de su trance.

—Debemos revisar la zona y explorar si puede haber sobrevivientes —declaró Hange, comenzando con su primera tarea como comandante de la Legión de Reconocimiento—.

—Ayuda a los mocosos con la búsqueda, yo llevaré a Erwin a un lugar donde pueda estar en paz —apoyó Levi la idea de Hange, caminando con el cuerpo de Erwin en brazos—.

El paso de Levi se vio detenido al encontrarse con Odelia tratando de llamarlo— Yo iré contigo —pidió la castaña, recibiendo una mirada de enojo del azabache—.

—No te dejaré ir, estás en pésimo estado como para dejarte morir —respondió molesto Levi—.

—Créeme, no me ocurrirá nada si voy contigo. Estaré bien —trató de convencerlo—. Conozco un lugar donde podríamos dejarlo, ahí nadie podrá molestarlo—.

Inseguro, Levi buscó la mirada de Hange para saber qué hacer, pero finalmente Hange optó por ayudarla a dejar ir a Erwin a un lugar de descanso.

—Primero que Hange te ayude con esa mano, no quiero que cojas una infección —respondió molesto el azabache volviendo a mirar al comandante—.

—Por supuesto —respondió de inmediato Hange mientras revisaba la profunda herida de la cual Odelia no se inmutaba—.

La mayoría no pudo entender la actitud de la castaña, pero solo una persona podía comprender que su dolor físico no era tan grave como su dolor por dentro. Joelle entendía a la perfección aquella actitud y se lamentaba de saber que su hermana no pudo salvarse de su destino.

Decidió ser la primera en alejarse para comenzar la búsqueda de soldados, mientras que miraba a Floch para que le siguiera.

El silencio entre los tres soldados era demasiado incómodo para poder intentar romperlo, por lo que su mirada simplemente se dirigía a la mano ahora vendada de Odelia.

—¿No te duelen los rasguños? —preguntó con gentileza Hange tratando de amenizar la situación, Odelia negó con la cabeza—.

—Hange —llamó Odelia con voz neutra, ganándose la atención de la mencionada—, me alegro que estés viva. No sé qué sería de Joelle sin tí —fueron las únicas palabras que expresó antes de levantarse de su lugar y caminar hacia Levi—. No te preocupes por nosotros, estaremos bien —se despidió con una sonrisa extraña en su rostro que a Levi y Hange petrificaron—.

Orgullo, Prejuicio Y Titanes (Levi×Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora