Capítulo 46

509 55 142
                                    

ODELIA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ODELIA

Me levanté temprano para ir a ayudar a Erwin en lo que necesitara, además que no pude dormir bien en toda la noche, tenía un mal presentimiento en todo esto que seguía ansiosa por esperar noticias de Levi, Joelle y Hange en cuanto los ví por última vez.

Salí de mi habitación dirigiéndome a la de Erwin, a estas horas probablemente estaría despierto también.

—¿Qué tal tu noche? —saludé entrando a su habitación, él sonrió como saludo.

—Creo que mucho mejor que la tuya a decir verdad por esas ojeras —sonrió colocando su dedo índice debajo de sus ojos, imite su acto, no me había ni dado interés de ver mi aspecto.

—Estoy preocupada por todo esto, ¿crees que pueda ir bien? Temo en que Pixis tenga razón al decir que no podemos crear una revolución sin derramar sangre.

—Pero tampoco podemos permitir que sea nuestra sangre la que corra frente a todos —defendió Erwin—. Ya no lo pienses mucho, no hay vuelta atrás a lo que hemos iniciado.

Tomé asiento frente a la mesa que tenía y recargue mi mentón sobre mis brazos cruzados.

—Erwin, sé que me veré como una idiota al decir esto pero: Odio reconocer que me pone nerviosa haber muerto sin casarme.

—¿Tú hablando de matrimonio y preocupación en semana misma frase? Ahora sí que me preocupa el que piensas así, de verdad me da la impresión de que moriremos —bromeó.

—De verdad estoy preocupada. Finalmente cedí a las preocupaciones que años atrás prometí nunca tener —declaré para nada entusiasmada—. Me apena tener que decir que le fallé a mi familia al no tener una propia, mi madre estaría realmente decepcionada...

Sentí unas inmensas ganas de golpearme y así lo hice, ganándome una mirada de preocupación por parte del rubio, ¿en qué cabeza cabía pensar en ello? Me deprimí inmediatamente al recordar que eso no era lo único importante en la vida y lo sabía con claridad ahora: mis dos hermanas menores habían muerto y mi hermana estaba en peligro allá afuera, mientras yo me quedaba pensando en frivolidades mientras esperaba noticias de que aún no murieran.

Suspire tratando de calmarme al sentir el brazo de Erwin tratando de rodearme en un cariñoso abrazo, agradecía por completo tener a un amigo como él, me conocía perfectamente como para no tener la necesidad de adivinar en lo que yo estaba pensando.

Correspondí a su abrazo agradecida de su apoyo, sintiéndome una vez más como una egoísta.

—Es normal tener pensamientos así. No necesitas torturarte con ello, estoy seguro que tus hermanas habrían querido que hicieras tu vida.

—Gracias, Erwin —sonreí al verlo a la cara al separarnos, me brindó una beso en la frente antes de cambiar su ropa. Un poco más animada, me levanté de mi lugar para ir por el desayuno. Pero la voz de Erwin me hizo detenerme a escucharlo.

Orgullo, Prejuicio Y Titanes (Levi×Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora