On the boulevard of broken dreams. Where the city sleeps. And I'm the only one and I walk alone.
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𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚎𝚗 3𝚊 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊:
Despertó de golpe tras haber muerto dentro de aquel sueño en que había sido sumido. Sentía como el sudor recorría su espalda y cara y una pequeña presión en su pecho y garganta se hacía presente, como de asfixia. Rápidamente puso su mano en su cuello mientras y miraba a su lado izquierdo, donde debía estar su compañera.
Ella estaba a unos cuantos centímetros de distancia. Con el dorso de su mano limpiaba los restos de lágrimas que habían recorrido sus mejillas. Al terminar con su pequeña acción miró al chico y a su hermana, que estaban preocupados por ella y viceversa.
Se levantó del asiento de madera y se acercó a los dos infantes que seguían estáticos y preocupados. Puso una mano en la cabeza de la demonio, y la otra en la mejilla de su amigo. Se agachó frente a ellos para quedar más abajo que ellos, poniendo una rodilla en el suelo y la otra no - hincando la rodilla -.
— ¿ Estáis bien los dos ? — el pelirrojo afirmó con la cabeza, y su rostro un poco más calmado a causa del contacto de la joven. Aunque aún seguía con una duda rondando por su cabeza. ¿ Qué relación tenía ese tal Akihiko con la chica ? — Antes olí algo de sangre cerca y pensé que era de alguno de los dos... — se centró en la menor, y logró ver como tenía unas cuantas gotas de sangre aún húmeda en la frente. Ya sabía de quién era el líquido carmesí que había percibido antes, y se alivió al ver que la herida de Nezuko había sanado por completo.
Con el pulgar de su mano, eliminó los restos rojizos que había sobre la piel de la pequeña. Quien no soltaba su mano por nada del mundo, pidiendo que continuara con las caricias.
El mayor de los Kamado sintió como a parte del suave contacto de su dermis con la de la muchacha, había algo áspero que hacía contacto con su mejilla. Por acto reflejo dirigió sus orbes a la muñeca de la mayor, observando el resto de cuerda que la rodeaba. El mismo material que rodeaba su muñeca. Tanto el grueso cordel como el boleto de tren que aun conservaba, tenían un aroma a demonio bastante débil.
— Seguro es a causa del Kekijutsu del demonio... todo para dejarnos indefensos mientras nos atacaba — sus ojos se cruzaron con los del muchacho al momento de haber llegado a esa conclusión. Se habían confiado demasiado y habían acabado así.
Dejó de arrullar el rostro de los dos infantes para volver a alzarse. El chico hizo lo mismo y al momento de mirar al frente, se toparon con la escena del joven pilar tomando del cuello a una completa desconocida. En cambio la femenina de luceros rosas tomaba de las manos a ambos cazadores buscando más caricias por parte de alguno de los dos - aunque tenía preferencia porque fueran por parte de la chica de oscura cabellera -.
