~Mezcla de emociones~

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¡¡ ℬ𝓊ℯ𝓃𝒶𝓈!!
¡¡𝓨𝓸𝓲 𝓽𝓼𝓾𝓲𝓽𝓪𝓬𝓱𝓲, ℒ𝒾𝓉𝓉𝓁ℯ 𝓈𝓊𝓃𝓈 ✨!!

❀࿇C̶̶o̶̶m̶̶e̶̶n̶̶c̶̶e̶̶m̶̶o̶̶s࿇❀

࿇━━━━━━━࿇᪥࿇━━━━━━࿇ 

You watch me bleed until I can't breathe.
Shaking, falling onto my knees.
And now that I'm without your "kisses".
I'll be needing stitches.

𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚎𝚗 3𝚊 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊:

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𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚎𝚗 3𝚊 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊:

Miró hacia el cielo nocturno, meditando a su modo a cerca del testimonio que le dieron los que batallaron en esa misión. Sus heterocromáticos ojos podían ver las pocas cenizas que todavía se movían en el aire nublando ligeramente la visión de lo que había mucho más a lo lejos. Los indicios de que las llamas hacía muy poco que se habían extinto por completo, consumiendo también parte de los escombros. Volvió su vista hacia sus aliados, los cuales no estaban en el mejor de los estados.

Souka — respondió al fin, hablando con un monótono y sensitivo tono, en el que también se mezclaba con un pequeño toque de desaire. Soltó un alargado ''Mhmp'' para continuar con su dialogo — La sexta, ¿eh?  

El reptil en su cuello se movió con delicadeza enroscando su cuerpo y levantando ligeramente su cuerpo para quedar unos centímetros encima del hombro de su dueño. 

Es la Creciente de menor nivel. 

Su comentario pareció molestar a los tres de menor estatura al lado derecho del pilar del sonido, causando que una pequeña vena se asomara en sus sienes. La mujer más tranquila de las allí presentes oía con sus ojos cerrados todas y cada una de las palabras del recién llegado, sintiéndose algo apenada por el hecho de que sonaba como si les estuviera llamando débiles por haber salido heridos contra el enemigo. En cambio, el albino lleno de vendas alrededor de su cuerpo voluptuoso, se dedicaba a escuchar con pereza las palabras de uno de sus compañeros.

 — Pero derrotaste a una Creciente, aunque fuera la sexta — parece ser que a cada cumplido que diera, recalcaría una y mil veces que batallaron contra el enemigo de más bajo rango que se podía encontrar — Eso hay que celebrarlo — hizo una muy breve pausa — Aunque fuera la sexta — y ahí iba de nuevo. ¿Acaso no podía decir un cumplido sin sacar algo en contra? 

Con sutileza levantó un par de milímetros su cabeza dando una sensación de predominio a su figura, observó a cada uno de los integrantes del equipo. Ninguno de ellos se había librado de recibir, aunque sea un corte. El menos herido era un chico de cabello negro alborotado, marcas en las mejillas y ojos azules bastante familiares, pero se veía que tenía la ropa rasgada en muchas zonas, pero ninguna herida en la piel de esos lugares. La serpiente imitó el comportamiento de su dueño y curvó ligeramente su alargado cuerpo para mirar de lado a los cinco individuos.

De mi origen a mi destino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora