4: Pero me acuerdo de ti

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Y otra vez pierdo la calma

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Ahora que ya mi vida se encuentra normal
Que tengo en casa quien sueña con verme llegar.

Ahora puedo decir que me encuentro de pie.
Ahora que, me va muy bien.

Ahora que con el tiempo logré superar

Aquel amor que por poco me llega a matar.
Ahora ya, no hay más dolor.
Ahora el fin, vuelvo a ser yo.

Pero me acuerdo de ti
Y otra vez pierdo la calma.
Pero me acuerdo de ti
Y se me desgarra el alma.
Pero me acuerdo de ti
Y se borra mi sonrisa.
Pero me acuerdo de ti
Y mi mundo se hace trizas. ****Christina Aguilera

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Después de que Hermione salió huyendo del elevador corría desesperada entre la gente, con la que chocaba a cada rato; rostros viéndola los cuales le parecían un espejismo. Estaba mareada y muy aturdida, como en un estado de trance... ¿Qué acababa de pasar? Esa pesadilla de la que muchas veces despertó agitada, y Draco la tranquilizaba diciendo que ello jamás ocurriría, se había convertido en una realidad, más horrible que en sus perturbados sueños.

Caminó por las calles durante unas horas y sin rumbo fijo, derramando lágrimas, su mente ni siquiera pensaba... Era invadida por un espacio blanco donde esporádicamente aparecía Harry llevándose a London, arrancándosela de los brazos. Luego sus rotundas palabras que resonaban en su cabeza, él lo había dicho: Eso está por verse. — Esa más que una advertencia había sido una amenaza, que estaba segura el ojiverde se encargaría de cumplir; porque una cosa era que en el pasado tal vez no quisiera arrebatársela pero ahora era diferente.

La noche cubrió de azul marino el cielo de Boston, donde las estrellas titilaron débilmente y el ambiente se sentía demasiado frío; o quizás fuera sólo para la percepción de la castaña.


Hermione entró en su departamento, tenía los ojos rojizos del llanto silencioso que continuó derramando durante el trayecto a casa.

Apenas entró, una pequeña disfrazada de bruja corrió hacia ella, abrazándola por la cintura y sollozando.

— ¡Mami, mami! ¿Por qué no llegaste?exclamó con una vocecita preocupada London.

Lo siento cariño, cosas del trabajo se disculpó Hermione, acariciando la frentecita de su hija.

Nos tenías preocupados, Li. Debiste avisar intervino seriamente Draco, entonces London regresó y saltó a los brazos de su papá.

De verdad discúlpenme... Apenas y su voz salió como un murmullo.

¿Qué tienes?, ¿Por qué lloras? —inquirió el ojigris, al percatarse de los ojos hinchados de la joven.

No estoy llorando, debe ser la contaminación negó la castaña, pero a toda costa evitó cruzar sus miradas.

Claro que no, tienes los ojos muy hinchados contradijo él.

Te digo que es por la contaminación... Y creo que me va a dar un resfriado volvió a negar la chica, y se dirigió hacia la sala.

La Sangre Que Nos UneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora