6: La Paz De Tus Ojos

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La necesito

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No he podido esta vez
Vuelvo a no ser
Vuelvo a caer.


Qué importa nada si yo
No sé reír
No sé sentir...

Quiero oírte llorar

Y que me parta el corazón.
Quiero darte un beso sin pensar
Quiero sentir miedo cuando me digas adiós.

Yo quiero que me enseñes a jugar...

Sé que me he vuelto a perder
Que he vuelto a desenterrar
Todo aquello que pasé.

No sé ni cómo explicar que sólo puedo llorar
Que necesito la paz que se esconde en tus ojos
Que se anuncia en tu boca, que te da la razón.


Ven y cuéntame aquella historia de princesas y amores
Que un día te conté yo.******LOVG

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La mañana había llegado, pero Harry parecía no haberse dado cuenta haciendo caso omiso de los luminosos rayos de sol que insistentes se colaban por la ventana de la cual él no había corrido las cortinas la noche anterior. Fueron los fuertes y constantes toques en la puerta de su habitación los que finalmente lo despertaron.

Adormilado abrió...

— Hola, Ron — saludó con desgana y soltó un bostezo, restregándose los ojos. El pelirrojo ignoró su saludo y pasó de largo al joven yendo hasta la mesita de noche, levantó el auricular y notó que no tenía línea.

— McGonagall quiere que te comuniques urgentemente con ella — dijo, y se dio cuenta que el cable del teléfono estaba desconectado, negó suponiendo que había sido el mismo ojiverde quien lo había desconectado.

— Espera, ¿ya nos vamos? —inquirió Harry cuando se percató que Ron vestía para salir de viaje.

— ¿No?... Nos vamos a quedar de vacaciones —ironizó el pelirrojo.

— Sigues molesto conmigo —señaló el ojiverde.

— Dame una razón para no estarlo —lo enfrentó Ron.

— Reconozco que me pasé con tu esposa... Perdón por eso, pero es que ella... ¡Agrr, tú no lo entiendes! — Harry le dio la espalda antes de decir algo más.

— Sí, es lo que siempre te he querido hacer entender a ti. Que comprendo por lo que estás pasando, pero no hasta el extremo de dañar a tus amigos —exclamó Ron.

— Luna no me considera uno —bufó sarcástico.

El pelirrojo rodó sus ojos. —Ok, pero también entiéndela.

— Pues sí, Hermione sí es su amiga —remarcó ácido el ojiverde.

— Mira Harry, Luna simplemente quería proteger a London —soltó Ron sin fijarse, luego apretó los labios y se recriminó por haber dado una información que no debía, seguro que Luna se iba a enojar.

— ¿A quién? —inquirió Harry.

—... —Ron seguía reprendiéndose y guardó silencio.

— ¡Repítelo! —exigió el ojiverde, el pelirrojo se limitó a respirar irregularmente.

La Sangre Que Nos UneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora