3:Los Amantes del Círculo Polar

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Ahora enemigos

***

Siento que, el viejo cuento aquel

No tenga el final, que imaginé.

Siento no, poder hoy escribir

esta triste canción y dártela a ti.

Y ahí, estás, la costumbre te ha hecho así

No fui, capaz, en misma yo me perdí.

Siento haber sido tu diablo azul

Tu enemigo fiel, ahora tabú.

Siento en mí, ultrasonidos de

Algo que conviví, viendo llover.

Y ahí, estás, la costumbre te ha hecho así

No fui, capaz, en misma yo me perdí. ***LOVG 

__________

Una hora más tarde Harry y Ron tomaban un café en una fuente de sodas que estaba en el interior del Centro Comercial.

— ¿Quieres ver lo que le compré a Kai? —dijo animado el pelirrojo, sacando un vestidito rosa de una bolsa con el logo de la tienda departamental.

— Ok —dijo con simplicidad el ojiverde, bebiendo de su taza.

— ¿A poco no está lindo? —El ojiazul sonreía invadido de ternura, como si ya estuviera viendo a su hija con el vestido puesto.

— Sí —concedió con un tono desganado el chico de ojos esmeraldas.

— ¡Ya quiero que lo vea! —continuó Ron, emocionado e impaciente.

— No esperes mucha reacción de una bebé de dos meses —comentó con sarcasmo el ojiverde.

— ¡Aguafiestas! —Los ojos azules del pelirrojo fulminaron a su amigo.

— Llámame como quieras, es lógica —Harry alzó las cejas.

— Y mira, a Luna le compré esto... —Ron intentó ignorar el desinterés del ojiverde y se atrevió a mostrarle el obsequio que le llevaba a su esposa. Pero el joven de cabellos revoltosos no prestó atención, su mirada se clavó en la ventana del local y seguía a una joven de cabello castaño claro, casi rubio.

— ¿Harry? —llamó extrañado el pelirrojo, intentando descubrir hacia dónde miraba su amigo. El ojiverde no lo regresó a ver, parecía ausente. De pronto se puso de pie y salió aprisa del local.

— ¡¿Y ahora a dónde vas?! —gritó Ron pero Harry ni siquiera le hizo el menor caso.

En el pasillo del Centro Comercial caminó procurando no perder de vista a la joven, iba con sigilo para que ella no se diera cuenta que la seguía. De vez en cuando chocaba con las personas que caminaban en sentido contrario a él, pero finalmente la castaña abordó el ascensor y allí la alcanzó, justo antes de que las puertas de éste se cerrasen él entró.

— ¡Hermione! —exclamó Harry, para su fortuna sólo iban ellos dos.

— ¿Disculpe? —Sus ojos marrones se abrieron notablemente, sin embargo trató de mantenerse serena.

— ¡Eres Tú! —repitió convencido el ojiverde.

— Me confunde. Mi nombre es Lita Gresham —dijo, esta vez no pudo ocultar su nerviosismo, el mismo que la delató.

La Sangre Que Nos UneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora