20: Perdón

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Y aquí estoy ya me ves
Suplicándote perdón
Si en verdad te fallé
No fue esa mi intención.
Cúlpame y entiérrame en el pecho tu dolor
Pero no te vayas nunca
No me ignores por favor.
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Enrique Iglesias

Con el corazón latiendo lentamente, el mundo pareció detenerse en el momento que su cerebro asimiló las palabras que acababan de salir de los labios de su pequeña hija...

- ¿Entonces quieres hablar con él? - soltó sin aliento Hermione, la niña no dijo nada pero sus ojos esmeraldas seguían clavados en ella; la castaña cerró los ojos e inhaló aire, esa reacción de London la había lastimado porque así es como solía verla Harry cuando se molestaba con ella. Cuando abrió los ojos dirigió la mirada hacia su izquierda, en la mesita del salón había un teléfono; temblorosa se acercó hasta ahí y con las manos tensas levantó el auricular y marcó un número que conocía bien... Luego de varios tonos de marcado una voz familiar le contestó.

- Luna... Necesito que me hagas un favor - dijo con la respiración pausada. - Quiero que me des el número de celular de Harry...- pidió con los dientes apretados, la voz alterada de la rubia la obligó a retirarse un poco el teléfono del oído.

- No me preguntes ahora - respondió con la voz tensa, al otro lado Luna había intentado calmarse.

- ¿Luna, él sigue en La Madriguera? - preguntó, mordiéndose el labio inferior ansiosamente, la rubia le comunicó que Harry se había ido, y lo más probable era que estuviese en su departamento; ella soltó el aire que había estado conteniendo.

- London... Ve arriba por tus cosas - le ordenó a su hija en cuanto su amiga le había dado el número del ojiverde; la niña asintió aunque su mirada ahora estaba concentrada en el suelo, como si estuviese evitando ver a su mamá. Justo en ese momento Severus Snape había entrado en la sala... La pequeña regresó a verlo con una tímida mueca que pudo ser una fugaz sonrisa, y él también pareció sonreírle... Hermione contrajo el entrecejo al observar la escena. Cuando London se fue, Snape, que la había seguido con la mirada, regresó a ver a la castaña... Pero ésta miraba incómoda alrededor; aún se sentía perturbada ante la presencia de su ex profesor de pociones. Además tenía que reconocer que le causaba cierta irritación porque sabía de parte de quién estaba él. No obstante por fin volteó a verlo.

- Profesor... Tal vez lo que le voy a pedir le parezca extraño - titubeó en un principio la castaña. - Pero quiero que nos acompañe a casa de Harry...- finalizó con determinación. Snape la miró sin mostrar asombro, de hecho se mantuvo inexpresivo. - Voy a hablar con él en unos momentos para quedar de acuerdo... - añadió, esta vez su voz volvió a ser temblorosa.

- Estaré afuera esperándolas, a usted y a London - dijo Snape con su voz normal.

- ¿Sólo así?... ¿No va a preguntarme nada? - respingó la joven.

- ¿Qué quiere que le diga? - los ojos negros de Snape se entornaron.

- Tal vez esperaba que me cuestionara por qué exactamente le pedí esto... Después de lo que sucedió esta tarde sería lo menos lógico - Hermione comenzó a exasperarse por aquella forma tranquila en la que él estaba actuando.

- ¿No sé qué hay de ilógico en que usted quiera llevar a London con su padre? - terció sereno Snape. Los ojos marrones se dilataron y entornaron en cuestión de segundos.

La Sangre Que Nos UneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora