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Aclaración: Cuando los diálogos están en cursiva significa que alguno de los personajes está hablando en italiano.

★Maratón 3/3★

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Maratón 3/3

Capítulo 3: 11 Razones.

Eran casi las once de la noche cuando aterrizamos en Italia por fin, por lo que el ambiente abarrotado de gente ya había cesado dando paso a uno más relajado. Notaba los músculos entumecidos por el trayecto y aproveché el tiempo de espera en la estación de Bérgamo para moverme un poco por allí y estirar las piernas. Entre todo el alboroto de gente yendo y viniendo con su equipaje, solo había un par de parejas mayores esperando a mi lado a que llegase nuestro tren, y junto a ellos, una familia con una niña pequeña que dormía en brazos de su padre.

Aunque todo estaba repleto de gente por todas partes, el viaje en tren desde el aeropuerto de Bérgamo a Milán también fue tranquilo. Bastante, de hecho. El silencio del vagón de tren era acogedor y durante el trayecto decidí dibujar algo para distraerme bajo la atenta mirada de una de las señoras mayores que viajaba a mi lado. De vez en cuando veía como ella miraba cada trazo que yo marcaba sobre el folio con los ojos muy abiertos, como si se tratara de la mayor hazaña que había visto nunca, aunque solo eran unos garabatos sin mucho sentido. Por lo menos para mí lo eran, aunque supongo que hasta eso es relativo, así que cuando indicaron que estábamos llegando cerca de mi destino me levanté y arranqué la hoja para regalársela.

Solo habían pasado unos cincuenta minutos desde que me subí a un tren hasta el momento en que pisé Milán por primera vez, pero parecía que había pasado una vida. Al llegar a la calle tuve la intención de pellizcarme para ver si lo que estaba viendo de verdad era real, o solo era un producto de mi imaginación como muchas otras veces.

La ciudad era mucho más grande de lo que era en mi cabeza o en las fotos que había visto por internet, y me entretuve mucho más tiempo del que hubiese pretendido perdiéndome por las calles arrastrando mi maleta. Confirmando con mis propios ojos lo bonito que era aquello. No sabía bien si creerlo aún. Milán. Esa ciudad mágica que hasta hace poco solo veía como un sueño y que de pronto se había convertido en mi hogar.

Di un respingo cuando, andando por una de las calles principales, oí que alguien gritaba a mi espalda.

¡Mino! Basta por favor. ¡Quédate ahí!

La gente observaba curiosa el espectáculo detrás de mí y me giré en la dirección que había escuchado aquella voz. De lejos alcancé a ver a un muchacho que corría detrás de un perrito que correteaba alrededor de las personas y que, por lo visto, no tenía mucha intención de pararse. Llevaba la correa arrastrando, por lo que no se me hizo difícil llegar a la conclusión de que se le había escapado.

El cachorro seguía correteando para pesar de su dueño, pero al llegar a mi lado se paró inesperadamente y empezó a olisquear mi maleta. Me agaché con cuidado y agarré la correa entre mis dedos para que no volviera a escaparse si se le ocurría echarse a correr de nuevo.

— Eres un travieso, ¿no? —dije mientras le acariciaba la cabeza y el cachorro me lamía la mano.

¡Joder Mino, cualquier día de estos me matas! —exclamó agarrándose las costillas cuando llegó a mi lado.

Dejé de acariciar al cachorro y levanté la cabeza ante el muchacho que respiraba agitado frente a mí. Su voz sonaba afectada por la carrera que había tenido que hacer para atrapar a su perro. Él también se agachó a mi lado y le devolví la correa que recogió rozando sus dedos con los míos.

Gracias por haberlo agarrado.

Su voz hizo que esta vez no evitara fijarme en él. Era alto y con la mandíbula marcada, pero lo que más destacaba sin duda era la sonrisa ladeada que me dedicaba en agradecimiento y sus ojos de un tono verde intenso, que a pesar de la poca luz que había en la calle, pude ver que brillaban.

— De nada —respondí yo en español.

Responderle en español había sido de manera inconsciente y supuse que me iba a pasar bastante hasta que me acostumbrase a Italia, pero también lo había escuchado hablar en ese mismo idioma dirigiéndose a su cachorro.

Su sonrisa se volvió más grande a la vez que su expresión se volvía dudosa.

— ¿Hablas español? —preguntó con un acento marcado.

— Soy española.

— Ya, tiene lógica. Mino también —respondió rápidamente, pero se llevó la mano a la cara como arrepintiéndose de lo que acababa de decir y se rio un poco—. Joder, me refería a que entiende mejor el español que el italiano, o al menos suele hacer más caso.

Su manera de sonrojarse al explicarme aquello fue graciosa, pero no más que mientras lo hacía, el cachorro se dedicaba a morderle el bajo de los pantalones y él daba saltitos para impedírselo. No pude evitarlo y acabé soltando una carcajada sonora ante la situación tan surrealista que estaba viviendo nada más llegar.

— Le encanta dejarme en ridículo —se excusó a la vez que lo tomaba en brazos—. Me llamo Enzo.

Extendió su mano a modo de presentación y yo hice lo mismo.

— Soy Vega.

— Soy Vega

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¡Hola!

Antes que nada GRACIAS por estar por aquí.

Tengo que admitir que me ha costado un poquito subir la historia porque siento que se está llevando una gran parte mía con ella, así que gracias por animarme a hacerlo <3.

Dejo por aquí el link a la playlist de Spotify de la historia: https://open.spotify.com/playlist/6rOi7POwVWGrPrIEy6lJk7?si=4d74379875ea4934

¿Cuáles son tus primeras impresiones?

¿Qué te parece Vega?

No te olvides de votar, me ayudarías mucho mucho.

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