Miles de estrellas

★5★

★ Capítulo doble 2/2 ★

Capítulo 5: idontwannabeyouanymore.

La primera noche en Milán fue mágica. Tal vez un poco más fría de lo que me esperaba, porque al estar acabando el mes de septiembre ya se empezaba a notar el cambio de estación, pero tampoco me importó demasiado.

La habitación de la residencia era más bonita de lo que lo era en mi imaginación. Tenía un par de muebles blancos que iban a juego con la colcha de la cama de ese mismo color y un pequeño escritorio pegado a la ventana por el que entraba mucha luz. En el momento que se hizo de día y los pequeños rayos de sol se colaron por la ventana, supe que ese pequeño rincón sería el escogido para mis momentos de dibujar. La noche anterior apenas había podido dormir porque, aunque estaba cansada por el viaje, necesitaba descubrir cada pequeño rincón de este cuarto que sería mi hogar durante un tiempo. En ese aspecto la curiosidad le ganó al cansancio y al sueño que pude haber tenido. Por la mañana ya tenía gran parte de las maletas desechas y varias cosas esparcidas un poco por todos sitios: el bloc de dibujo y algunos lápices por el escritorio, una de las maletas abiertas en el suelo y algunas prendas que todavía no había decidido donde colocar sobre la silla. Agarré una de las camisetas del equipaje y empecé a doblarla a la vez que Lara me hablaba.

— ¿Y estaba bueno el italiano? —preguntó mi amiga al otro lado de la pantalla de mi ordenador.

Me había llamado por Facetime en cuanto se aseguró de que yo estaba despierta para que le diese detalles del viaje y de mi llegada a la ciudad, y cuando le conté lo que me había pasado, por supuesto que aquella iba a ser su primera pregunta. Estábamos hablando de Lara después de todo.

— ¡Lara! —exclamé—. ¿De verdad piensas que eso es importante?

— Claro que es importante —dijo dando un mordisco a su tostada de desayuno y hablando con la boca llena—. Es el factor que hace que toda esta historia sea erótico-emocionante o decepcionante a secas. Y a parte de Fran no te he visto interés en nadie más.

— Pero si a mí nunca me ha interesado Fran.

— Gracias a Dios —murmuró burlándose porque según ella yo sí le gustaba a nuestro amigo, aunque yo no creía que estuviese en lo cierto.

Negué con la cabeza mientras seguía doblando ropa para guardarla en el armario. Mi amiga siguió desayunando mientras yo me giraba con un montón de ropa para guardarla en el armario.

— ¿Tú no tenías clase? —le pregunté llevándome el ordenador y sentándome frente al escritorio.

Lara al escucharme agarró su móvil de donde lo tenía apoyado y, seguidamente, se tiró en la cama de una manera "casi nada" dramática.

— No me lo recuerdes —contestó metiendo la cabeza bajo la almohada.

— Vas a llegar tarde y luego te cabreas por llegar tarde —le recordé.

Ella se levantó, todavía quejándose, y se empezó a vestir entre suspiros pesados que me hacían reír. A veces a Lara lo que más le costaba era el primer empujón, lo demás ya venía solo. Era una de las cosas que más me gustaban de ella, la confianza con la que lo hacía todo. Ojalá me pasara a mí lo mismo cuando empezase el curso.

— ¿Tienes planes?

— Deshacer maletas y poco más. Creo que aprovecharé para comprar algunas flores o algo para decorar un poco.

Ella terminó de ponerse unos vaqueros dando saltitos y se calzó los zapatos. Su mirada volvió a la pantalla para despedirse.

— Pásatelo muy bien, me voy a clases.

Lara me lanzó un beso y cortó la llamada. Yo dejé el portátil a un lado y rebusqué un bolso pequeño en mi maleta de equipaje, lo justo para que cupieran el móvil, las llaves y la cartera para no tener que llevarlo todo en la mano, y cerré la puerta antes de salir.

Las calles se veían mucho más bonitas de día que cuando las había recorrido al llegar por la noche, y eso ya era difícil. En la misma calle de la residencia había muchas tiendas, y el ambiente era tan bueno que me hizo sonreír. La gente parecía conocerse entre todos y algunos saludaban y charlaban animados.

Entré en una de las tiendecitas que había por allí para comprar algunos productos de limpieza, champú y poco más. Saludé al dependiente que apuntaba algo en una libreta y él me devolvió el saludo.

— Parece que esto ya es más que una casualidad.

Me giré hacia la voz con unos jabones en las manos para encontrarme al mismo muchacho que me había ayudado a encontrar la residencia la noche anterior, que me miraba curioso.

— ¿Trabajas aquí? —fue lo que se me ocurrió preguntar.

Señaló el delantal que llevaba puesto y que era el mismo que tenía el dependiente del mostrador, y me di cuenta de lo ridícula que había sido mi pregunta.

— ¿Necesitas ayuda con eso? —me preguntó al ver que tenía las manos llenas. Asentí y cogió los jabones y un par de cosas más de mis manos.

— Gracias.

Él meneó la cabeza para quitarle importancia y llevó las cosas hasta el mostrador, conmigo siguiéndolo detrás. El chico que apuntaba la libreta me miró antes de volver a mirarlo a él y, dándole una palmada en la espalda, se metió en el almacén diciendo que tenía que hacer inventario de algo. Yo saqué la cartera de mi bolso para pagar y ayudé a Enzo a acabar de guardar las cosas en las bolsas.

— Me he alegrado de verte —me dijo a modo de despedida.

— No se me olvida lo del tour —contesté yo, saliendo de la tienda con las bolsas en las manos.

— Pues... —Pareció pensarse lo que iba a decir. —Salgo a las seis si te apetece dar una vuelta.

No tenía nada mucho más interesante que hacer, de hecho había pensado en ponerme una serie en cuanto llegase a la residencia, pero ese plan me parecía mucho más interesante. Escuché como el otro dependiente carraspeaba un poco a su espalda y apreté los labios conteniendo una sonrisa.

— Claro.

¿Cómo os va pareciendo la historia?

¿Qué opináis de Enzo y de Vega?

No olvidéis votar, me ayuda mucho <3