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Mañana subo el epílogo, lloremos :(

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Mañana subo el epílogo, lloremos :(

Capítulo 63: El mismo aire

El frío de la calle me golpeó los huesos y me cerré el abrigo a pesar de que solo tendría que andar hasta el final de la calle desde casa de mi madre hasta la de los padres de Mario. Di un último vistazo hacia la puerta y me coloqué el regalo de mi sobrino bajo el brazo. El tiempo parecía haber pasado en un parpadeo desde que nació hasta ese día. Su primer cumpleaños. Que no podía haber sido más diferente a lo que había imaginado. Solo un año atrás habíamos estado esperando juntos a que Dante entrara en nuestras vidas. Un año atrás solo éramos ella y yo. Hacía un año que yo había empezado a enamorarme de ella. Y ahora simplemente no estaba.

Llamé a la puerta cuando llegué a su altura y Mario me recibió con un apretón reconfortante.

- ¿Cómo sigue Gianna?

- Un poco mareada, le daba pena perderse el cumple de Dante pero ha preferido quedarse en casa.

Mario asintió y me hizo entrar al salón. Los padres de mi amigo me pararon para preguntarme cómo estaba mi madre ya que ellos preferían darle un poco de espacio los días después de que ella recibiera el tratamiento para no molestarla con su visita. Estaba muy agradecido con ellos por estar siempre al pendiente y ayudarme, porque aunque lo intentaba a veces sentía que no podía con todo.

Una risa familiar me llenó los oídos, haciendo que me acercara hasta donde Chiara y Dante hablaban con ella. Me conformaría con escuchar su voz aunque fuese a través de una pantalla. Me conformaría con lo que ella pudiese darme. Dante reía escuchándola hablar y yo sentía por un momento que se me iban a doblar las rodillas de la impresión. Cuatro meses. Cuatro meses sin verla. Cuatro meses sin Vega.

- Está enorme -la escuché decir-. Me da mucha pena no poder estar ahí para celebrar su primer añito.

Dante me vio y agitó los brazos para que yo fuese hasta él. Aguanté la respiración con tal de no hacer ruido y poder seguir escuchándola.

- Nosotros también te echamos de menos, Vega. -Chiara me miró a mí al decirlo. -Todos nosotros.

Y por el carraspeó que se escuchó supe que ella sabía que se refería a mí. Que yo estaba allí y que estaba escuchándola. Por supuesto que lo sabía.

- Mándame fotos cuando sople las velas, y pasároslo muy bien -hizo una pausa, dudando si seguir hablando o no-. Todos.

Vega colgó y tuve que disimular mi mala cara. Escucharla después de tanto tiempo me había dejado cierto mal cuerpo pero no quise estropear la fiesta por mis problemas. Dejé el regalo de Dante sobre la mesa y fui hasta él.

- ¿Cómo está mi colega favorito?

Chiara lo dejó en el suelo y agarró sus manitas para que pudiera dar unos pasos hacia mí sin caerse, hasta que estuvo cerca y yo pude sujetarlo por ella. El bebé vio el papel en el que su regalo estaba envuelto y quiso agarrarlo porque le llamaron la atención los dibujos que lo adornaban.

- Lo siento si ha sido incómodo -se disculpó mi amiga.

Agarré a Dante en brazos cuando se tropezó y le di un beso en el cachete a la vez que su madre se ponía de pie.

- Antes de ser mi novia también fue vuestra amiga. Que yo ya no esté en su vida no significa que vosotros también dejéis de estarlo.

Prefería que ella supiese que seguía teniéndolos en todo, y de alguna manera así me seguía teniendo cerca también a mí.

- Solo quiero que sepas que puedes ser sincero conmigo. Tu dolor no es menos válido por que no lo demuestres, ¿lo sabes, verdad?

- Lo sé, pesada -me burlé-. Gracias.

Ella vino hasta mí para hacerle carantoñas a su hijo que ya se revolvía inquieto en mis brazos para que lo dejase corretear.

- Poca gente hace lo que tú has hecho por ella.

-Solo espero que merezca la pena.

Ella me pasó una mano por los hombros y apoyó su cabeza en mi brazo.

- Ojalá.

Ojalá ella pudiese cumplir todos sus sueños y sus metas.

Ojalá viviese sin límites.

Ojalá todavía pudiese haber un nosotros.

Ojalá volviese a verla.

Ojalá volviese a verla

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