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★Capítulo doble 1/2 ★

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Capítulo doble 1/2

Capítulo 6: Heather

Me quedé mirando la puerta un momento cuando Vega salió de la tienda. Le había dicho que la recogería al acabar mi turno y habíamos quedado en vernos más tarde en la puerta de su residencia. En cuanto ella se fue y la tienda volvió a quedarse en silencio, Mario no tardó ni tres segundos en salir del almacén para meter las narices en mis cosas. Decidí centrarme en lo mío e intentar ignorarlo pero su mirada insistente no me dejaba concentrarme. Dejé el trapo sobre el mostrador para volver a mirar a mi amigo.

— No empieces —le advertí al ver la sonrisita de burla que adornaba su cara.

— Yo no he dicho nada —se excusó volviendo a agarrar la libreta para apuntar un par de pedidos.

Mario me dijo que no necesitaba ayuda para cerrar y prácticamente me echó cuando el reloj marcó las seis. Preferí hacerle caso a su insistencia pero en el fondo sabía que le hacía gracia la situación y que solo iba a usar esa excusa para tener un nuevo motivo de burla conmigo. Nuestra amistad era un poco así.

No le quise dar más importancia de la que se merecía así que me despedí de él y dejé el delantal sobre el mostrador antes de ir a recoger la moto a casa.

Aparqué en una de las calles cerca de la suya y me guardé las llaves en el bolsillo. De lejos la vi esperándome en la puerta, pero ella no me vio a mí hasta que estuve casi a su lado. No supe bien cómo saludarla porque apenas nos conocíamos, pero ella me dio un abrazo tímido quitándome el peso de decidir a mí.

— ¿Llevas mucho esperando? —le pregunté mientras nos poníamos en marcha calle abajo.

Vega me miró y negó con la cabeza, guardándose el móvil en el bolsito pequeño que llevaba colgado.

— Qué va, acababa de salir cuando has llegado.

Siguió mis pasos de cerca hasta que llegamos a pie de calle, cuando me paré y me giré hacia ella. Su cara reflejó un deje de confusión que pareció evaporarse cuando saqué las llaves del bolsillo y empecé a quitarle el candado a mi moto mientras ella echaba un vistazo entre ella y las demás que había allí aparcadas.

— ¿En serio? —preguntó alucinada.

— ¿Muy cliché? —añadí yo aguantándome la risa al ver su cara-. No me digas que eres de la que no les gustan los clichés.

Vega sonrió, todavía mirando atentamente lo que yo hacía cuando guardé el candado bajo el sillón y saqué dos cascos de la vespa para darle uno a ella.

— Me encantan los clichés —contestó abrochándose el cierre.

Esperé a que se colocase bien el casco antes de subirme a la moto y esperar a que ella hiciese lo mismo. Vega me sorprendió cuando se subió a la moto sin siquiera rechistar y me agitó los hombros cuando no arranqué porque me había quedado mirándola por el espejo retrovisor. Me dije a mí mismo que el casco le quedaba muy gracioso, porque al estarle un poco grande solo le dejaba al descubierto los ojos grandes de color marrón oscuro y la sonrisa que no se borraba de su cara desde que arranqué.

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