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Actualización 1/2

Capítulo 23: Wildest dreams

¿Cuántas emociones contiene un beso?

Cuando besamos se libera dopamina, adrenalina y noradrenalina, que provoca que la presión y el ritmo cardíaco se eleven.

Como en ese momento, cuando sentí que el corazón se me iba a salir del pecho.

Ese momento en el que yo solo quise besarlo y olvidarme de todo por un momento.

Incluso de que Enzo no era para mí.

Enzo había estado a punto de besarme

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Enzo había estado a punto de besarme. Lo había visto en sus ojos. En sus gestos. En como su mirada se había desviado a mis labios y cómo me costaba tragar saliva ante la expectación del momento. ¿Cuántas emociones contiene un beso? Al mirarlo sentí que el corazón se me iba a salir del pecho. Y en ese momento solo quise besarlo y olvidarme de todo por un momento. Incluso de que era una locura. Que él y yo lo éramos. Cuando sujetó mi mentón y se acercó hasta mi boca mi corazón pareció saltarse un latido para luego dar uno tan fuerte que dudé si él lograba escucharlo. Pero en el momento clave vaciló y terminó besándome en la comisura de los labios. ¿Me habría apartado yo si se hubiese decidido? «No». La respuesta llegó tan rápido que por un momento sentí miedo, porque la verdad es que ni siquiera hubiese dudado en apartarme. Porque ni yo misma sabía cuánto quería ese beso hasta que me lo habían arrebatado de un plumazo.

- ¿Te encuentras bien? -escuché preguntar a Sandy y distinguí un deje de preocupación en sus palabras.

Levanté la cabeza para darme cuenta de que a la que le había preguntado era a mí y me sonrojé de la vergüenza cuando vi que todos mis compañeros miraban hacia mí.

Perfectamente, estaba pensando en cuanto me apetecía besar a Enzo y en que debería haberlo hecho, pensé para mí misma.

Asentí con la cabeza y Sandy se conformó con mi gesto por lo que prosiguió con la clase como si nada hubiese pasado. Necesitaba dejar de pensar tanto y concentrarme en algo, así que saqué mi bloc de dibujo y un par de colores para dar detalles al vestido que había empezado a dibujar por la noche. Apenas llevaba un par de trazos desconcentrados cuando el móvil vibro en la mesa con un par de mensajes de Enzo.

Enzo: ¿Vamos al cine?

Sí quería ir al cine, y de hecho, él me había estado hablando de un estreno que tenía ganas de ir a ver, aunque no sabía qué tan buena idea sería decir que sí teniendo en cuenta lo que casi había pasado la noche anterior. No sabía lo que debía de hacer con ello, si olvidarlo o qué hacer. A pesar de todo, le contesté al momento que sí. En seguida me llegó su respuesta en la que ponía que me pasara por la tienda y que cuando cerrase nos iríamos.

Volví mi vista a la clase dejando el móvil de nuevo en la mesa, pero apenas unos minutos después esta acabó y mis compañeros empezaron a salir del aula. Enzo se había aprendido mis horarios y casi a diario me hablaba un rato antes de que acabase para hacer planes para después. No quedaba mucha gente en clase mientras yo recogía y Hannah se despidió de mí antes de salir también. Como siempre, yo era la última en irme porque me distraía guardando los mil trastos que traía. Al levantarme vi como Sandy estaba de pie al lado de mi mesa y me miraba con curiosidad.

- ¿Puedo hablar contigo? -me preguntó sentándose a mi lado. Yo asentí-. He visto cómo coloreabas algo antes.

Una oleada de vergüenza me invadió y me sentí un poco idiota, porque después de todo lo que había pasado para poder estar allí me había pasado toda la clase pensando en un beso que encima no me dieron y coloreando en un cuaderno. Tuve la intención de disculparme por ello, sin embargo, ella negó con la cabeza y me hizo una pregunta que me dejó un poco descolocada.

- ¿Puedo verlo

Me pareció un poco rara su petición pero, aun así, metí la mano en mi mochila y saqué de nuevo el bloc que dejé entre sus manos. Sandy fue pasando las páginas hasta dar con el diseño que estaba sin terminar.

- Es muy bonito -dijo admirándolo antes de devolvérmelo-. Todos mis alumnos son muy buenos en lo suyo Vega, pero tú, tú eres muy única.

Se me comprimió el pecho al escucharla hablar así de mí. No estaba muy acostumbrada a recibir cumplidos de ese tipo más que de Lara o de mi familia, y sinceramente, siempre una parte de mí había pensado que solo lo hacían porque me querían. Es muy especial que alguien a quien apenas conoces te felicite por tu trabajo, que lo admire y que lo valore.

- He estado considerando una cosa que me gustaría ofrecerte -prosiguió.

Sandy metió la mano en el bolsillo de su blazer y sacó su móvil. Tecleó algo rápido y luego me lo enseñó. Leí como en su pantalla se leía «Semana de la Moda de Milán». La miré confundida y ella me devolvió una mirada dulce con una gran pregunta implícita. Aun así tuve que preguntarle qué significaba eso, porque no me lo terminaba de creer del todo.

- ¿Te gustaría ser mi ayudante? - De repente me costaba respirar, pero me las ingenié para asentir con la cabeza-. También podemos aprovechar para incluir ese diseño en la colección -señaló mi cuaderno con el mentón-. Solo si quieres, claro.

¿Que si quería? No pude evitarlo y terminé abrazándola, aunque después de hacerlo me diese vergüenza. Sandy rio.

- Este es solo el comienzo de algo grande -vaticinó.

Cuando salí de la academia y me puse en camino hasta la tienda solo pude pensar en eso. En la manera tan fácil como se me estaban abriendo una a una las puertas que un día yo misma me había cerrado. Sandy me había dicho que ese era solo el comienzo de algo grande. Pero grande o no, era una oportunidad de cumplir mis sueños, y solo por eso ya valía la pena.


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