★12★

489 40 10
                                    

★Doble actualización 1/2 ★

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Doble actualización 1/2

Capítulo 12: They don't know about us

Mi madre es de las típicas personas que están enamoradas del amor. Me decía que siempre esperó que alguien la mirase como Jack miraba a Rose, o un amor como el de Orgullo y Prejuicio.

También solía decirme que el amor era muy bonito, pero siempre que fuera correspondido.

Yo no creía lo mismo.

Yo creía que el amor seguía siendo bonito aunque no lo fuera, solo que dolía más.

Sabía que las dudas que me habían asaltado en un primer momento no terminarían significando nada porque me había convencido finalmente de que irme a Milán había sido la mejor decisión que había tomado en mi vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sabía que las dudas que me habían asaltado en un primer momento no terminarían significando nada porque me había convencido finalmente de que irme a Milán había sido la mejor decisión que había tomado en mi vida. Me había quedado claro que nunca es demasiado tarde para hacer las cosas que de verdad quieres y estaba tachando metas y cumpliendo sueños uno tras otro. A veces me preguntaba donde se había quedado la Vega a la que le daba miedo todo.

Las clases de diseño eran incluso mejores de lo que había imaginado, y en tan solo mes y medio ya estábamos aprendiendo a confeccionar nuestros propios diseños bajo la atenta mirada de Sandy. Mis compañeros de clase habían acabado siendo algo muy distinto a lo que sus apariencias me gritaron el primer día y me sentí un poco culpable al pecar de haberme tomado la libertad de sacar mis propias conclusiones sin conocerlos muy bien.

Fuera ya había oscurecido, y me fijé en la hora de mi portátil a la vez que tecleaba los apuntes que Sandy estaba explicando. Quedaban poco más de tres minutos de clase porque estaban por dar las siete de la tarde. Apagué mi ordenador y me despedí de Hannah, mi compañera de mesa, cuando la clase terminó. Había pensado en irme a la residencia y pedir algo para comer viendo una película al ver que Enzo no me había escrito para proponerme algún plan como solía hacer casi a diario, pero me paré en seco cuando lo vi esperándome en la puerta con los cascos de la moto en la mano.

— ¿Qué haces aquí?

Bella, me encanta la emoción con la que me recibes —refunfuñó colgándose mi mochila al hombro y plantándome un beso en la mejilla.

Miles de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora