★17★

419 36 7
                                    

★Actualización sorpresa 2/2 ★

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Actualización sorpresa 2/2

Capítulo 17: Traitor

Salí de la tienda después de que Chiara casi me echara y empecé a andar calle abajo hasta la plaza. Me acabé haciendo a la idea de que iba a tener que ir a cenar con Mario y Chiara en Nochebuena así que hice de tripas corazón y decidí comprar un buen vino para nosotros y unos bombones para la embarazada, no fuera a ser que acabase arrepintiéndose de invitarme a su casa y me dejase sin cenar. La calle estaba llena de gente haciendo las últimas compras navideñas y ultimando detalles para la noche del día siguiente. El móvil llevaba un par de días sonándome sin parar. Incluso llegué a pensar en apagarlo, pero no quería perder la comunicación con Vega ahora que no estaba en la ciudad. No merecía la pena solo por eso.

El sonido de las llaves al abrir la puerta de casa hizo que Mino diese una carrera hasta mis pies. Lo esquivé hasta la cocina para dejar las bolsas por allí y luego me agaché hasta él para acariciarle la cabeza. Se fue feliz después de que lo hiciese y aproveché para guardar la compra en el armario y meter el vino y los bombones en la nevera. Me habían sonado un par de mensajes más no hacía mucho tiempo y aunque una parte de mí se resistía a mirarlos, la otra me decía que eran de Vega y acababan empujándome a querer leerlos. Me senté en el sofá y Mino se unió a mí de un salto. Le acaricié hasta que se tranquilizó un poco y a la vez sacaba el teléfono del bolsillo. El corazón me latía más deprisa al leer uno de los últimos mensajes que me acababan de llegar, porque precisamente ese, no era de Vega. Acabé cayendo y entré al chat. Tenía más mensajes sin leer de los que me había imaginado porque había estado borrando cada notificación en el momento que me habían ido llegando, pero al final había sido inevitable. Perdí la cuenta del tiempo que estuve simplemente sentado mirando ese mensaje. Tampoco sabía cómo sentirme al respecto, ni cómo calmar el dolor que se me había instalado en el pecho y que según yo hacía tiempo que estaba olvidado. La intención de apagar el móvil y esconderme del mundo se hizo más grande en cada mensaje que leía pero el siguiente que me llegó evitó que lo hiciera. Una foto. Una foto de Vega. No pensé, simplemente actué con un impulso y en milésimas de segundo el teléfono estaba marcando su número.

- Bella -saludé en cuanto descolgó.

De fondo se escuchaban risas y la voz de otra mujer que suponía que era su amiga de la foto. No sabía si mi llamada la iba a molestar por interrumpir el tiempo con su amiga, pero su voz animada me quitó cualquier tipo de duda.

- ¡Hola, italiano!

- Iba a preguntarte cómo te lo estabas pasando pero por lo que escucho te veo bien.

Creo que verla feliz era una de las cosas más bonitas que me habían pasado en la vida porque me gustaba sorprenderla o hacer un plan que sabía que le iba a encantar solo por ver cómo le brillaban los ojos cuando sonreía.

- Espera -dijo para mí y escuché como murmuraba a su amiga que salía un momento porque no escuchaba bien la llamada con la música.

El barullo paró de repente y la música solo se escuchaba de fondo y bastante lejana e imaginé que ya estaba en la calle. Inconscientemente mi mente viajó al día que salimos juntos de fiesta y la manera en la agitaba los brazos para bailar. Sentí un remolino en la boca del estómago cuando nos recordé bailando pegados y su risa al no esperarse mi gesto. Pero el remolino se volvió una punzada de algo cuando su olor a vainilla cambió a un perfume caro y los ojos de la mujer que veía ya no eran de un color marrón brillante sino de un azul vacío. Mi mente repitió la escena una y otra vez. «Ya no te quiero». Cuatro palabras que me habían destrozado por dentro y por fuera. Mino ladró y entonces escuché de nuevo su voz llamándome, haciéndome salir de mis pensamientos.

- ¿Me estás escuchando? -preguntó Vega, supuse que creyendo que la llamada se había cortado o algo por el estilo.

- No, perdón -admití sincero-. ¿Qué me estabas diciendo?

- Que aunque encanta estar aquí otra vez una parte de mí echa mucho de menos Milán.

¿Echaría de menos solo Milán o también me echaría de menos a mí? Porque yo la echaba de menos a ella y aunque era un pensamiento un poco egoísta en el fondo deseaba que a ella le pasase lo mismo. Un sabor amargo me subió por la garganta al recordar el mensaje de Marina. Hice una pausa y me pasé la mano por la cara.

- ¿Qué te pasa?

- Estoy más aburrido que de costumbre ahora que no tengo a nadie que me obligue a ver películas moñas.

Escuché su risa y me hizo sonreír un poco a mí también.

- Hablo en serio, Enzo. ¿Pasa algo?

No iba a engañarla. Había aprendido que las mentiras solo traen cosas malas con ellas. Vega se merecía mi verdad. Ante lo que fuese. Siempre

- Marina está en Milán -susurré.

No la tenía frente a frente pero sentí la tensión de ella en ese momento. La misma tensión que sentí en sus hombros el día que me escuchó. Vega se limitó a suspirar sin decir ni una palabra. Ella me conocía. Me daba mi tiempo.

- Quiere verme -añadí.

Vega rompió su silencio por primera vez desde que cambió el tema de nuestra conversación.

- ¿Y tú? ¿Qué quieres tú?

Mino saltó del sofá dejándome solo. ¿Qué quería yo? Que me dejase en paz. Que se olvidase de mí de una vez. Hubiese querido que la persona por la que lo aposté todo no me hubiese puesto los cuernos. Me pasé una mano por el pelo, como si ese simple movimiento fuera a aclararme las ideas.

—Ojalá tú estuvieses aquí —suspiré sonoramente—. Querría poder estar ahora mismo contigo viendo estrellas o hasta viendo esas películas de las que siempre me quejo. O simplemente hablando de tonterías. Porque cuando estoy contigo...

Me interrumpí a mí mismo al darme cuenta de la magnitud que tenían las palabras que habían estado a punto de salirme de la boca.

—¿Qué? —preguntó con la voz temblorosa.

La verdad. Siempre la verdad.

—Ya no duele. Cuando estoy contigo ya no me duele.

 Cuando estoy contigo ya no me duele

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Miles de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora