Capítulo 4 "Flashback I: Engendro Odioso"

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24 de agosto del 2007

Alissa

- Alissa aquí estoy - grita mi mamá, enseguida la ubico y comienzo a correr hacia donde está.

Observo que está con un señor a quien desconozco, pero que he visto algunas veces en el vecindario y con él, un niño de ojos color miel, pelo negro lacio, con pecas, me sonríe y puedo ver su sonrisa perfecta mientras come su helado.

- ¿Por qué me miras tanto? Ni creas que te daré de mi helado de chicle – me dice y esboza una sonrisa de suficiencia.

- No quería, si te observo es porque tus pecas son raras – contesto de mala gana.

- No me digas niña perfección - me dice mientras me barre con la mirada.

– Mi papá me dijo que podríamos ser buenos amigos, pero no opino lo mismo, eres tan odiosa- Me dice mientras sigue comiendo su helado.

- Yo no soy odiosa, yo soy un amor de persona, pero solo con los que se lo merecen. Obvio tú no – Digo y levanto mi barbilla con una sonrisa de suficiencia.

- Pesada.

-Engendro odioso - Le saco la lengua.

- Papá mira, me ha sacado la lengua- Le dice ofendido a su padre.

- Alissa, discúlpate. - Me dice mi madre.

- Está bien mami – Hago una mueca fingiendo tristeza. - Lo siento...- Mi frase queda incompleta pues no sé cuál es el nombre del engendro odioso.

- Me llamo David Carrington. - Me dice con altanería.

- Me llamo David Carrington- lo imito por lo bajo para que únicamente yo pueda escuchar.

- ¿Qué dijiste? – Me pregunta David desubicado y lo ignoro.

-No te preocupes Christine, son niños. – El señor Carrington ríe.

– Niños - Continua - porque mejor no van a comprar dulces al puesto de enfrente, Christine y yo los esperaremos aquí. – El señor Carrington le da dinero a David.

- ¿En verdad compraré ahí? - David mira el puesto con asco.

-Sí y te callas – Le dice su padre con voz fuerte e imponente.

-Vamos niña perfección - El engendro odioso me jala del brazo y comenzamos a caminar hasta llegar al puesto de dulces.

- ¿Qué quieres? - Pregunta con desinterés mientras ve lo que venden.

- Yo Mm... yo no quiero nada, gracias – Contesto apenada.

- No vinimos hasta aquí para comprar "nada". Anda pide lo que quieres – Se desespera.

- No traigo dinero, pero iré a pedirle a mi mamá, espérame ya vuelvo – Digo apenada.

- Vamos niña, yo invito no te preocupes, pero la próxima te tocará invitar a ti. – Me dice con una sonrisa y comienza a parecerme un poco más amable.

- Está bien engendro odioso. – Me rio.

- Oye eso no es justo, yo te puse un apodo lindo. –Se ríe.

- ¿Quién ha dicho que en esta vida todo es justo eh? Anda pídeme una choco rana. – Me rio.

- ¿En serio? Yo también amo las choco ranas, ¡son lo mejor de mundo! ¡Ahora sí que podemos ser amigos! – Pone sus manos para que le dé los cinco y chocamos nuestras manos.

– Señor deme todas las cajas de choco ranas que tenga disponibles a la venta por favor - Le dice muy alegre.

- Claro que si muchacho, tengo 3. Aquí tienes. – Le entrega las cajas y el engendro odioso paga como si comprara un par de chicles.

- Gracias, señor, buen día. – Decimos al mismo tiempo, el engendro y yo.

Cuando llegamos con nuestros padres, estos cortan la conversación apenas nos ven llegar.

- ¿Todo bien papá? - Le pregunta el engendro a su padre.

- Si hijo, llevaremos a Christine y Alissa a su casa. Y luego iremos a llevarte a casa con mamá.

- Si papá, no te preocupes. Tenías razón Alissa no es tan odiosa como pensé. – Dice riendo.

- ¡OYE! – Contesto supuestamente ofendida, pues no lo estoy y termino riéndome junto con él.

-Al parecer se llevarán bien. – Dice mi madre.

- Como nosotros, cuando teníamos su edad. – Contesta el señor Carrington. – Bueno, pero hay que irnos que se nos hace tarde y mi jefe me bajara el sueldo si llego tarde a la empresa.

- John no puede ser tan malo – Dice sarcástica mi madre y ríe.

- Claro que no. – Contesta con ironía el señor Carrington y también ríe.

Caminamos hasta llegar a un auto muy bonito que debe costar una fortuna. Está tan limpio que hasta puedes ver tu reflejo.

- Pasa niña. – Me dice el engendro mientras me abre la puerta.

Me basta con entrar al coche para sorprenderme por la majestuosidad de un coche último modelo, huele al perfume del señor Carrington, el cual debe ser caro, como lo que usan él y el engendro.

-Toma niña perfección, son para ti. Al final no eras tan mala como creía y realmente espero que podamos volver a vernos, talvez le insista a mi padre para volver a verte. – Me dice cuando nos detenemos frente a mi casa.

Me da las cajas de las choco ranas y lo abrazo, se remueve incómodo, pero no me importa ni un poco, pues lo suelto hasta que mi mamá me dice que baje del coche.

- Nos volveremos a ver engendro odioso. – Le digo mientras bajo del coche y cierro la puerta.

Nunca había tenido amigos. En el kínder cuando jugábamos siempre me tocaba ser la mascota y todos se reían de mí.

Me decían que podría ser una hormiga por mi baja estatura.

La verdad nunca me importo, pues yo sé lo que valgo y lo que puedo ofrecer, sé que soy capaz de lograr lo que me proponga si así lo quiero.



Notita de la Autora:

¿Qué les ha parecido el capítulo?

¿Qué les parece Carrington?

Debo admitir que yo ya estoy amando su amistad.

No se olviden de seguirnos en la cuenta oficial de Instagram @c_ibagu por ahí habrá avances y próximamente les iré mostrando los modelos que yo veo como los personajes apenas vayan apareciendo en la historia. Igual ustedes pueden imaginárselos como ustedes quieran.

Bueno espero y les haya gustado. Nos leemos pronto.

Con cariño C. Ibagu. 🌻♥️


 🌻♥️

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Hasta que mis cicatrices sangren oro. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora